jueves, 25 de enero de 2018

El sexo puede ser aburrido y no pasa nada



Artículo escrito por Comepacmans, Madrid, publicado en Avenitas el 15 de enero de 2018.


No sé qué me pasó. No sé si fue que esperaba ver los fuegos artificiales que veía cuando jugaba al Sims de pequeño o que simplemente no estuve realmente hecho nunca para los placeres de la carne. El caso es que me aburro follando. Y voy a usar follar porque no creo haber hecho el amor nunca. Y acostarse tampoco vale cuando no estábamos en una cama.

Esta entrada será para recopilar un poco mis pensamientos acerca de esta cosa curiosa de meterse entre sábanas desnudas con una persona o varias, pensando que vais a daros el postre más dulce del mundo entre gemidos y algún que otro arañazo. Es mi experiencia personal y que cada uno luego piense en lo que ha vivido.



Este tren de pensamiento arranca el día que notando unas nalgas estrellándose contra mi abdomen mientras escucho placer de una compañía pienso ¿qué me puedo hacer cena? Me quedan un par de pizzas pero no sé cuándo me caduca el pollo. ¿Inapropiado? Puede. De todas formas nunca fui descortés y siempre, cuando me he metido en algún tipo de faena he cumplido y llegado hasta el final. Que no nos quiten el ser amables, por favor. El caso es que desde ese momento y en adelante, siendo el monstruo paranoico siempre-pensante que soy, no he parado de experimentar, probar y encontrar sólo para darme de bruces contra una pared de insensibilidad. Ni el sexo cariñoso ni el sexo duro, ni el que consiste en hacer daño ni el que consiste en cerrar los ojos. Ni con mordiscos ni con besos. Ni vaginas ni penes. Ni barbas ni pintalabios. Ni con mamadas ni con coños mojados. El sexo me aburre.
Y me aburre físicamente. Sí, siento placer. Y, claro, me corro. Me canso y siento la adrenalina por todo mi sistema circulatorio. Si me muerden un pezón voy a retorcerme y si me acarician la línea de la espalda me recorrerá un escalofrío. Pero no podré evitar verme desde fuera queriendo decirme:
–¿Qué carajo estás haciendo?
Porque sienta el impulsante deseo de sentarme con la persona que ahora se encuentra gritando entre mis brazos para que me cuente qué sueños tenía cuando aún le daba miedo la oscuridad o, mejor aún, cuál es su cuento favorito, ¿y por qué ese y no otro?

Tampoco me veas como un extraterrestre. Algunas de mis mejores memorias están en darme cabezazos contra las paredes de un ascensor bailando entre los besos y abrazos de alguien que me quiere hacer sonreír. También en las noches en vela, estando horas y horas, desnudos y juntos, cansados y honestos, hablando de quiénes fuimos y de cuál estrella pudimos haber venido. Hubo una noche que la pasamos rascándonos la espalda y cantándonos canciones de Disney al oído.

Porque si hay algo que saco en claro del sexo son las miradas. Las miradas de estar completamente a merced de los deseos de alguien. Sé que durante, antes y, sobre todo, después del sexo escucharé palabras que nadie más, jamás, ha escuchado en toda la historia de la humanidad porque estarán hechas de las entrañas de esa persona que se retuerce entre las almohadas y la oscuridad de una habitación desordenada. Eso me maravilla. Tanto como los pequeños gestos que alguien no tiene fuerzas de evitar, las rarezas peculiares de cada uno que en momentos tan intensos no son capaces de esconder, pequeños detalles que los definen y te hacen quererlos, quererlos porque acabas de ver algo tan precioso que no te lo crees.
Esas cosas me apasionan.
Supongo que por eso sigo intentando explorar cuerpos, historias y sueños privados. Aunque tenga que tramitar un polvo. Soy un astronauta que le gusta dar los primeros pasos en la Luna pero enseguida quiere ver cómo se siente pisar en Marte. Se me da mal quedarme, se me da mal recrearme, se me da mal disfrutar de que es la vigésima cuarta vez que su culo se estrella contra mí y de que sus gemidos son cada vez más fuertes.
Me quedo contemplativo, mientras todo se mueve a cámara lenta y mi mente se convierte poco a poco en ruido estático de una de esas televisiones de antes.

No. No creo que disfrute besarte, no creo que disfrute morderte ni creo que disfrute follarte. Sobre todo eso último. Aunque sí voy a disfrutar cada una de las sonrisas que sea capaz de sacarte, tanto como todas las veces que te haga temblar. Voy a querer recorrer la carretera que tu columna dibuja en tu espalda como un conductor borracho, voy a querer ver qué brillos desprende tu mirada cuando soy capaz de sorprenderte y voy a querer saber a qué saben tus dedos cuando bailan con los míos como si fuesen su propia fiesta lejos de los nerviosos cuerpos.

Y es que no hay realidades cerradas, blancos y negros, todo es una maraña de sin sentidos. Más cuando lo que intentamos ver es un baile bailado a oscuras y entre edredones y sábanas mal puestas. Tampoco sé si quiero disfrutar esto tanto como tantas otras personas lo hacen.

En parte y en secreto y en bajito te digo que me gusta que el mayor placer que me dé meterme en una cama contigo vaya a ser cómo me miras. Cómo tus ojos han sido capaces de encontrarme o cómo tus brazos han podido sostenerme sin que este pájaro nervioso que se ha atrevido a bailar contigo se escape por la ventana.
Lo siento si no soy capaz de gemir, lo siento si mi orgasmo es algo que sólo aparece en los libros de mitos y leyendas, lo siento si voy a estar más centrado en mimarte que en ponerte y lo siento si alguna vez me ves con la cara que ponía Amélie.
Aunque juguemos al mismo juego cada uno tiene unas reglas diferentes y lo que nos va a importar al final es que nos lo pasemos bien.

El sexo me aburre. Tú no.


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Saludos desde Argentina

miércoles, 9 de agosto de 2017

¿Cómo es estar en los zapatos de un asexual?

Artículo publicado en la Revista Cromos el 22 de Junio de 2017 (No se aclara el autor)


La activista Patricia Fernández cuenta su experiencia en tiempos de hipersexualidad en redes sociales. Su mensaje es un viaje a una dimensión del sexo que pocos conocen, en el que importa más el autoerotismo que el acto compartido. 

La idea de lo 'normal' es cruel y opresora. Es una mano que, en el momento menos pensado, aprieta fuerte hasta producir dolor. Un estudiante en Cali a punto de graduarse está cansado de sus compañeros de universidad. Ellos no entienden por qué se desconecta fácil de la conversación cuando hablan de sexo en sus tiempos libres. El joven pasa de largo en el diálogo, como cuando se encuentra notas en Internet con titulares como 5 poses para excitar a tu pareja. Pareciera que los compañeros y los medios de comunicación hablan el mismo lenguaje cuando de sexo se trata. El placer tiene tamaño, número de orgasmos, cantidad de parejas. Por pensar distinto, el joven caleño es visto como un hombre raro. A sus 23 años es asexual, aunque en secreto. ¿Asexual a su edad y en la universidad? La pregunta surge como aleta de tiburón en el mar, rondando sobre la idea de lo “normal”. Es inevitable que el estudiante se sienta extraño. Los señalamientos están a la orden del día, por eso vive en silencio y con miedo. 



La sexóloga Martha Mejía define la asexualidad como la ausencia de atracción sexual hacia otra persona. El protagonista de esta historia explora y disfruta su libido. Su intimidad no incluye a otro hombre ni a otra mujer, para él la compañía es lo de menos. “El asexuado puede vivir en autoerotismo. Los hombres experimentan la erección y las mujeres, la lubricación. Nadie les atrae para intimar pero tienen un comportamiento sexual activo”, explica Mejía. 

¿Qué implicaciones tiene el autoerotismo en un asexual? ¿Puede vivir sin pareja? (otra pregunta automática, cruel, que encasilla). Patricia Fernández es activista de Aven, una red que visibiliza a la comunidad asexual a través de redes sociales. Para ahondar en el tema, Patricia habla de su propia experiencia. Ella es una de las 70 millones de personas en el mundo que son asexuales. “Todavía la asexualidad es poco conocida y en ciertos países es patologizada. Algunos profesionales de la salud la ven como un trastorno”, sostiene la argentina de 36 años, radicada en España. “A los 15 años busqué una respuesta y no la hallé. Mi vida habría sido diferente si hubiera encontrado mi etiqueta. Descubrirla me trajo armonía, dejé de entrar en un frasco al que parece obligatorio pertenecer”. 


Otra mirada

Los asexuados replantean las convenciones del amor. Se enamoran sin desear a sus parejas. Si no establecen una relación con alguien que tenga su misma orientación, tienen la opción de formar un vínculo profundo con un alosexual (que sí experimenta atracción sexual hacia otros). Según Patricia Fernández, en la mayoría de estos casos, los asexuales consienten que sus novios o esposos tengan sexo con otros. 

Prohibido confundir

La médica Martha Mejía traza una línea entre la asexualidad y la abstinencia. En ninguna medida son comparables a pesar de sus coincidencias. “Hay quienes se someten a un celibato por creencias religiosas y eso los aleja completamente del sexo. En cambio la asexualidad es una condición que halla otras maneras de tener placer –afirma Mejía–. No hay diferencias grandes entre un buen orgasmo masturbándote, con tu pareja, disfrutando un plato de comida, escuchando una canción o viendo ganar a tu equipo de fútbol”.



¿Se nace o se hace?

Desde la adolescencia, el joven caleño sintió su falta de atracción hacia los demás. Si en el colegio dudaba de sus deseos, hoy lo sigue haciendo con un sentimiento de frustración. Se percibe como un muchacho que quizás necesita ayuda profesional. Pero un día su incertidumbre la transforma en coraje. Escribe a la red Aven un correo electrónico. Se presenta antes de plasmar un puñado de preguntas. Busca una voz sincera que no lo juzgue. Al otro lado, en España, Patricia Fernández le responde. Un mensaje en especial se queda grabado en la memoria del estudiante: “Yo no creo que salir del clóset sea para todos, ni que haya que gritarlo a los cuatro vientos. Sé lo que es la mirada dura de la sociedad y cómo duelen los prejuicios. Debes quererte y respetarte. No intentes entrar en un molde que no es el tuyo. Tarde o temprano ‘ese molde’ se rompe, porque no es el nuestro”. El estudiante lee las palabras y las memoriza. 

Los retos

Los asexuales enfrentan estigmas. Numerosas veces a Patricia le dijeron que lo suyo era un problema hormonal. Incluso médicos llegaron a decirle que, si seguía sin tratarse, se quedaría sola. “Muchos hablan porque no comprenden, buscan lo obvio y lo obvio es ser homogéneos", apunta. Su activismo para que otros asimilen su condición es su bandera. En la era de la hipersexualización, ella apuesta por una educación sexual que se fundamente en la multiplicidad. “La palabra ‘raro’ no es mala, en el fondo todos amamos una ‘normalidad’. Sin embargo, todo lo que no encaja dentro de esa normalidad imperante no es malo, no merece cuestionamientos o ideas de rechazo”, dice.

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Saludos desde Argentina

viernes, 28 de julio de 2017

Sobre la Conferencia Internacional de Asexualidad en el PrideMadrid2017

Artículo publicado en Medium Corporation el de 02 Julio de 2017. Escrito por Oliver Torres.

Hoy se llevó a cabo la Tercera Conferencia Internacional de Asexualidad en el marco del WorldPride 2017 en Madrid, la primera fue en Londres (2012) y la segunda en Toronto (2014). La importancia de esta tercera radica, me parece, en que es la primera que se hace en una ciudad de habla hispana. La posibilidad de una hispanización de la asexualidad (bueno, no de la asexualidad sino de los contenidos anglosajones) ayuda a que gran parte del contenido y comunidad que hasta hace poco estaba en inglés y en su mayoría en Tumblr (una red social mayoritariamente angloparlante), sea traducida y accesible a hispanoamérica.

A diferencia de la comunidad asexual hispana, la anglosajona está llena de relatos, narrativas y símbolos que parecían alejados a la hispanoamericana, p. ej. ace que es “as” (la carta de la baraja que está marcada con una sola señal) es el signo principal de lxs asexuales, el ace of spades (as de espadas) es un símbolo común entre ellxs pero no hace falta decir la poca relación que tendríamos nosotrxs con “ace” (casi lo mismo que con la palabra queer). En fin, que sabiendo la contraseña del ace, se puede acceder a gran cantidad de información sobre la asexualidad en inglés pero en español ¿qué manera tendríamos de saberlo?

Antes, el contenido de la AVEN (The Asexual Visibility and Education Network) sólo era accesible en inglés pero ahora (también) ya está en su versión hispana la Red para la Educación y la Visibilidad de la Asexualidad(AVENes) que no sólo incluye contenido y ligas a artículos de divulgación, sino lo más importante: los relatos de las personas definidas dentro del espectro asexual y el acceso a una comunidad en español donde (por ahora) son mayoría lxs españolxs pero que cada vez se integran más latinoamericanxs no por “moda” sino justo por el mayor acceso a la información, algo que no sólo pasó/pasa la asexualidad.



En internet abunda el dato (algo viejo) de que según un estudio inglés, 1% de la población es asexual, y siguiendo ese dato (seguramente obsoleto) llegaríamos a que en el mundo somos algo así como 740 millones de asexuales.

La Red para la Educación y la Visibilidad de la Asexualidad permite crear una cuenta e ingresar a foros y grupos donde se discuten y plantean dudas y problemáticas sobre la gente definida o dudosa de su asexualidad.

¿Por qué me parece importante la asexualidad? Primero porque permite un espacio seguro para algo que hasta hace poco parecía anormal y porque después de conocer decenas de historias de asexuales (asexuales, grisasexuales, demisexuales) se hace más fácil entender algo que en lo personal me parecía impensable, sin explicación y sin respaldo de ningún tipo. Nunca fui lo suficientemente heterosexual ni lo suficientemente gay ni lo suficientemente bisexual, pero sí lo suficientemente gris-Asexual.

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Saludos desde Argentina

miércoles, 19 de julio de 2017

Los falsos mitos sobre la diversidad sexual


Artículo publicado en El Mundo el 30 de Junio de 2017. Escrito por Ana Sierra.


Nos encontramos en la semana del 'World Pride' u Orgullo Mundial. Popularmente es conocido como Orgullo Gay, aunque haría referencia a la diversidad sexual humana, y este año se celebra y reivindica a nivel mundial desde Madrid.




¿Reivindicación? Pues sí, es una semana para visibilizar las necesidades y derechos que aún quedan por conseguir para los colectivos LGBT+, sigla que hace referencia a lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y donde el + serían el resto de colectivos no representados en dicha abreviatura. Podrían sumarse la letra A, representando la asexualidad, Q de Queer, donde se agruparían otros como pansexuales o intersexuales, aunque en ocasiones aparece también la I, en este caso. Quizá lo encuentre con dos o tres T, haciendo referencia a travestis y transgéneros, aunque en España no es tan habitual verlo. La H también se tiene en cuenta, haciendo referencia a heterosexuales en familias homoparentales.

Aunque pueda resultar compleja tanta letra, lo importante es que nadie se sienta excluido en nuestra sociedad, por cuestiones de identidad, género, orientación o cualquier cuestión sexual.

Para que esto no suceda, se utiliza el término diversidad sexual, que incluye a todas las personas y formas posibles de sentir, compartir, disfrutar y vivir la sexualidad y el género.
Orgullo diverso

Yo siempre digo que es una fiesta para toda la familia y todas las personas que nos sentimos orgullosas de respetar la diversidad sexual. Pero no sólo de palabra y para la fiesta anual, sino para cada uno de los días del año, con hechos, lenguaje no discriminativo y siendo coherentes en el ámbito social, laboral, familiar, sexual, etc.

El día de referencia del Orgullo coincide con el 28 de Junio, fecha en la que se conmemora la lucha de la comunidad LGTB estadounidense en 1969, contra un sistema que perseguía a los homosexuales, con el consentimiento del gobierno. Fue reconocido como el germen del movimiento moderno pro-derechos LGTB y se conoce como los disturbios de Stonewall, por el nombre del pub donde se llevaron a cabo.

Asimismo, este 29 de junio coincide con el XX Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Sexuales de 1997 en Valencia, España.

Por lo que no es solo una fiesta, sino que se trata de manifestar las desigualdades presentes aún en estos colectivos, celebrar lo conseguido hasta el momento y el derecho a existir sin ser perseguidos.
Lo importante no es ser normal, sino ser uno mismo



Muchos se preguntan por qué no tener un día del Orgullo Heterosexual, cuando quizá deberían dan gracias por no necesitarlo. Cuestionarse esto indica que no se conoce la situación profundamente, como ocurre cada 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer. Por desgracia, siguen siendo necesarios estos días especiales y manifiestos para conseguir cambios políticos, legales, sociales y personales.

Los heterosexuales formarían parte de la sexualidad que denominamos erróneamente normativa o normal. Cuando la normalidad no solo no existe, pues es un constructo social, sino que bajo ese epígrafe, se esconde la necesidad de aceptación del grupo, el miedo al rechazo y la represión, en muchas ocasiones. Heterosexualidad no es sinónimo de normalidad ni de salud sexual. Lo sano y 'normal', en cualquier caso, sería ser coherentes con lo que somos y sentimos, pudiendo ser respetados por ello, amemos a quien amemos.

Mujeres y sexualidades consideradas no-normativas ven vulnerados sus derechos y oportunidades cada día y en cualquier área, de manera más o menos visible, pero con evidentes consecuencias negativas para estas personas.

Mientras se sigan enjuiciando determinadas sexualidades, se seguirá necesitando realizar actos especiales para visibilizar y conocer estas. Pues lo que no conocemos, lo tememos.
Mitos sobre la diversidad sexual y de género

Este desconocimiento sobre la diversidad sexo-genérica se traduce en prejuicios y estereotipos que construyen creencias erróneas, aceptadas de manera automática como verdades, discriminación y aversiones hacia la diversidad como la homofobia y la transfobia. Conocer estos mitos permite poder desterrarlos y promover un cambio en el pensamiento social. Y estos son algunos de ellos.

Promiscuidad. Las personas heterosexuales son más estables sexualmente. Falso. Es bastante habitual creer que las personas homo o transexuales, no tienen pareja estable, pero no es así. Tener más o menos relaciones sexuales no está asociado a la identidad ni orientación sexual o de género. Además, considero que el término promiscuidad está desfasado.

Enfermedad mental. Se suelen asociar las denominadas diversidades sexuales con problemas psicológicos y personas que no saben lo que quieren, confundidas, indefinidas o perdidas. Nada más lejos de la realidad. La enfermedad mental afecta por igual a todos los seres humanos. Sí es cierto que el 'bullyng' o acoso es mayor hacia las personas no heteronormativas y por tanto, esto tendría consecuencias psicológicas. Pero es este rechazo el origen, no la sexualidad o género que se viva.

Crianza anómala. Pensar que las parejas homoparentales, del mismo sexo, van a criar de manera inadecuada a sus hijos o hijas y peor siempre que una pareja heterosexual, es una falacia. No está demostrado que sea así, ni tampoco que ese hecho incida en la orientación o identidad de la descendencia. Las personas LGTB+ se han educado en todo tipo de familias.

Conversión. Se siguen proponiendo las denominadas terapias de conversión como si la diversidad sexual se debiera a una enfermedad que se pudiese y debiera curar. Pero no sólo esta es inútil, sino que genera muchos perjuicios y conflictos de aceptación en las personas que se prestan a ellas. Cuando la aceptación es compleja, lo mejor es acudir a especialistas que ayuden a gestionar esa aceptación, pues expresarte como eres no es malo, sino todo lo contrario.

Afeminados y marimachos. La feminidad y masculinidad son construcciones culturales y no entiende de orientaciones. Aun así, se sigue creyendo, erróneamente, que los gais son afeminados y las lesbianas marimachos. Incluso que los primeros odian a las mujeres y las segundas a los hombres, pero no es así. Ser misántropo o sentir aversión hacia las personas, no es una condición asociada a homosexualidad.

Van disfrazados. Muchas personas creen que las personas transexuales quieren ser o se disfrazan del género o sexo opuesto. La identidad de género no es un disfraz y en ocasiones se confunde con el travestismo. Tampoco quieren ser lo que no son, sino hacer que su sentimiento e identidad coincida con su exterior.

Más propensos a las ITS. Es más probable tener enfermedades o infecciones de transmisión sexual si no eres heterosexual. Falso. Las ITS tampoco entienden de orientaciones sexuales ni géneros. Con ser humano y exponerse a estas sin la protección adecuada, es suficiente.

Conducta delictiva y consumo de drogas. Se han llegado a asociar más estos comportamientos con las orientaciones sexuales no normativas. Quizá para ensuciar su imagen y generar mayor rechazo, pero estos no dependen de la orientación sexual del individuo.

Recuerda, amar no es delito y la diversidad sexual genera felicidad. Feliz 'World Pride' 2017.

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Saludos desde Argentina

domingo, 9 de julio de 2017

¿Qué significa ser asexual?

Artículo publicado en Crónica Global el 03 de Julio de 2017.


Las hipótesis señalan que un 5% de la población mundial podría pertenecer a este colectivo.



¿Es posible una relación sin sexo? ¿Y no sentir atracción sexual? La respuesta es sí. El 1% de la población mundial se ha confirmado asexual y las hipótesis señalan que podría ya hablarse del 5%.

“La asexualidad incluye a todas las personas que no sienten nunca atracción sexual o sólo son capaces de sentirla en condiciones muy determinadas, con poca frecuencia”, explica Pablo Ortiz, de la Asexual Community España (ACEs) y la Asexual Visibility and Education Network (AVEN). “No tienen ningún interés en mantener relaciones sexuales con los demás, no necesitan la práctica sexual, ni con personas del sexo contrario ni con las de su mismo sexo”, complementa el doctor Héctor Galván, director clínico del Instituto Madrid de Psicología y Sexología.

“Es importante entender que no es algo que se elija en ningún caso, sino que es una orientación sexual más”, determina Ortiz. “Es independiente de la conducta que tenga, lo continuará siendo aunque mantenga relaciones sexuales con otras personas”.

Cada experiencia es personal y contextual. Ortiz cuenta que “descubrirse como asexual suele ser vivido como una liberación”. “Identificarse como tal permite participar en la lucha por nuestra dignidad y los derechos humanos, aunque haya gente que decida no salir del armario”. “Las personas asexuales que no salen del armario lo hacen por miedo al rechazo de sus seres queridos, el autoodio internalizado o conductas que buscan imitar la heteronormatividad para evitar el estigma”, confiesa.

La salida del armario que experimentan los asexuales es simplemente “dar nombre a algo que siempre ha estado ahí, pero que por circunstancias personales o desconocimiento no han sabido catalogar hasta entonces”, declara Galván.


¿CÓMO SE DESCUBRE?

“Que alguien descubra su asexualidad suele estar condicionado a las microagresiones que reciba y cuánto se deconstruya”, señala Ortiz. “Hablando de manera más llana, es normal que las personas asexuales reciban maltrato por parte de profesionales, que sus amistades o entorno laboral desconfíen por no responder a las expectativas generadas por una sociedad hipersexualizada” y añade: “Con base en estas desconexiones entre las expectativas que genera la sociedad y las propias y cómo respondemos, nos damos cuenta de que somos diferentes”.
“Si entonces tienes la suerte de encontrar una comunidad asexual y entender qué pasa, todo mejora… Si no se consigue descubrir… conocemos historias que son verdaderos dramas para no dormir”, expone.
Lo esencial, asegura Ortiz, es reconocerse como asexual: “Es el primer paso para empoderarse y poderse defender de una estructura social, heteronormativa y patriarcal, que nos oprime”.


¿Y EL SEXO?

“Pueden aparecer dificultades cuando una persona asexual está en una relación con alguien que no lo es”, declara. Pero esto pasa “por encontrarse en una cultura que ataca la diversidad y a las personas no heteronormativas. En estos casos, una relación basada en la confianza y en la comunicación puede superar la mayoría o incluso todas las dificultades que aparezcan”.

“Los asexuales se pueden emparejar con personas que no lo son y también podemos participar en relaciones poliamorosas o tejer redes de anarquía relacional con varias personas a la vez, asexuales o no”, comenta Ortiz.

“Si la unión romántica es fuerte, se pueden llegar a acuerdos para establecer un tipo de relación abierta. Siempre habrá un desequilibrio entre el que es asexual en una relación y el que no lo es”, expone Galván. “Esto puede ser algo difícil de llevar, porque la persona asexual sentirá a menudo la sensación de tener que contentar su pareja, aun sin desearla, por lo que al verse en la obligación de hacerlo, se pueden acabar generando sentimientos negativos y de repudia hacia su propia pareja”.

Aun así, Ortiz cree que el sexo dependerá de cada persona: muchos asexuales no tienen problemas en mantener relaciones sexuales con personas con las que les une una fuerte conexión”. Aunque también advierte de que “es vital que no haya presiones en este ámbito”.

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Saludos desde Argentina

martes, 4 de julio de 2017

Soy asexual


Publicado en Revista Paula el día Sábado 1 de julio de 2017. Escrito por Bárbara Riedemann


No tienen pulsión sexual, nunca. No quieren tocar ni ser tocados. Y están bien así. El 1% de la población es asexual. Hoy se sabe que son la cuarta orientación. Y quieren reivindicarse como tales, a través de diversas agrupaciones. En Chile, de hecho, ya existe una comunidad en Facebook de asexuales locales que tiene 500 miembros.




Mariela Ordóñez tiene 27 años, es ingeniera civil. Tiene el pelo castaño y largo, luce muy femenina y ejecutiva con sus tacos y traje dos pizas; viene saliendo de su trabajo. Tomándose un café cortado, dice: “Soy asexual. Nunca me interesó alguien de manera sexual y nunca me va a interesar tampoco. Lo sé, desde siempre. Es una certeza interior tan profunda que ni siquiera me la cuestiono”.

Llegar a entender que eso que sentía se llamaba asexualidad fue un largo camino. Pasó gran parte de su vida preguntándose qué estaba mal con ella. “En el colegio a mis compañeras se les revolucionaban las hormonas con los niños y a otras con las niñas. Y a mí no me pasaba nada con nadie. Viví cuestionándome, pensando que tenía un problema. Durante toda mi etapa escolar sentí que no pertenecía, que no encajaba con el resto. ¿Por qué nunca me gustaba nadie?”.

Cuenta que llegó a mentirles a sus amigas, a decirles que le gustaba tal o cual niño, a inventar pololos ficticios en el sur donde veraneaba y a comprarse cuadernos de los Backstreet Boys para que pensaran que le gustaba uno de sus integrantes. “Lo pasaba bien en las fiestas con mis amigas, pero siempre terminaba sentada sola, mirando al resto bailar lentos mientras se daban besos y a mí me parecía algo asqueroso”, comenta.

A medida que Mariela crecía, la presión de su entorno aumentó. “¿Cuándo nos vas a presentar un pololo?”, le preguntaban sus amigas y sus padres.

Deambuló buscando una respuesta. Y la encontró un día antes de cumplir 17 años buceando en internet. “Googleé: ‘persona que no se siente atraída ni por hombres ni por mujeres’ y apareció de inmediato la palabra ‘asexual’, que jamás había escuchado antes. Todo lo que allí salía fue una revelación, como si alguien que no conoces te dijera cosas que solo tú sabes sobre ti misma. En ese instante, la asexualidad comenzó a hacerme sentido de una forma en que la sexualidad jamás lo hizo”, dice. Y agrega: “Fue un alivio encontrar que, como yo, había otras personas que experimentaban lo mismo. No estaba sola y, lo más importante, no estaba enferma, como creí durante mucho tiempo. No quería llegar a mis 17 sin saber qué me pasaba”.

Tras meses de leer páginas web y participar en foros internacionales, Mariela reunió el valor para contárselo a sus padres. “Fue literalmente como salir del clóset”, dice.

Su mamá reaccionó llevándola al sicólogo. “En lugar de apoyarme, pensó que necesitaba terapia. Igual la entiendo porque ella jamás había escuchado hablar de la asexualidad”.

Mariela recuerda ese día en la consulta con el sicólogo. Tras escucharla y guardar silencio, él le dijo. “No creo que una persona pueda ser asexual. ¿Tuviste algún trauma en tu infancia?”. Hoy, comenta: “No entiendo cómo un sicólogo puede ser tan ignorante”. Reacciones así, vio varias. Su mejor amiga, cuando le contó, le preguntó: “¿Cómo sabes que eres asexual si nunca has tenido sexo en tu vida?”.

“Obviamente, nunca más volví a la consulta de ese sicólogo y a mis papás no les quedó otra que aceptarme. Aunque mi mamá no pierde la esperanza de que algún día voy a llegar con un pololo, yo ya me cansé de decirle que eso nunca va a ocurrir. No soporto imaginarme en la intimidad con alguien, me da repulsión, incluso, la idea de tomarme de las manos con otro”, remata.

“Viví cuestionándome, pensando que tenía un problema. Durante toda mi etapa escolar sentí que no pertenecía, no encajaba con el resto. ¿Por qué nunca me gustaba nadie?”, cuenta la ingeniera Mariela Ordóñez. Hoy sabe que es asexual.


Lo opuesto a sexualidad

No es reciente. La asexualidad ha existido desde tiempos remotos, tanto, que incluso Isaac Newton, el célebre científico inglés, dejó a principios del 1700 manuscritos aseverando que jamás sintió atracción sexual alguna. Más actuales, el cantante británico Morrissey, el músico estadounidense Bradford Cox (creador de las bandas Deerhunter y Atlas Sound) y su compatriota, el diseñador Tim Gunn (del programa de TV Project Runway) también han declarado en la prensa ser asexuales. Pero más allá de lo anecdótico que pueda resultar revelar cómo se definen rostros de la cultura pop, lo que sí es reciente es el interés de la comunidad científica por explorar la asexualidad. En Chile, de hecho, los especialistas saben muy poco de esto.

Mientras que la investigación sobre la sexualidad avanzó vertiginosamente durante el siglo XX y el actual, el de la asexualidad ha sido prácticamente inexistente, limitado solamente a la biología de las plantas y algunos microorganismos unicelulares. Eso hasta 2004, cuando el doctor y sicólogo canadiense Anthony Bogaert, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Brock, en Canadá, publicó un artículo sobre esta “cuarta orientación sexual” (¿hacia quién me siento atraído?), como él le llama y que merece tanta atención como la heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad. Durante la década siguiente, Bogaert continuó sus investigaciones que culminaron en Understanding Asexuality (Entendiendo la asexualidad), un libro que, desde su publicación en 2012, se ha transformado en todo un manual de referencia mundial. “En palabras simples, la asexualidad es la completa falta de atracción sexual y/o deseo sexual hacia otros. Es lo opuesto a la sexualidad”, explica Bogaert a Paula, quien agrega: “Es importante separar este concepto de la abstinencia y del celibato, por ejemplo, que involucra una opción voluntaria por la castidad. La asexualidad no es una opción, ni decisión por un periodo determinado de tiempo. Es algo que se es y con lo que se vive durante toda la vida, tal como cualquier otra orientación sexual. Nadie ‘decide’ ser hetero un día y al otro ser homo, independientemente de si nuestro comportamiento sexual se condice o no con nuestra orientación”, aclara.

Con los datos de su investigación y tras más de seis mil entrevistas con asexuales, Bogaert asevera que los humanos no son sexuales por naturaleza, pues existe un grupo, aunque minoritario, que no demuestra pulsión sexual alguna. Se trata de alrededor del 1% de la población, una cifra menor, pero igual de importante si se considera, por ejemplo, que de los 7.400 millones de población mundial, 740 millones serían asexuales. Asimismo, Bogaert asegura que la asexualidad es más prevalente en mujeres que en hombres y que es transversal al origen y situación socioeconómica de las personas, religión y grado de educación. También a los grupos etarios. “El fenómeno de las redes sociales ha influido en el rápido flujo de la información entre jóvenes, quienes hoy asumen su sexualidad o asexualidad sin mayores prejuicios. Sin embargo, el grupo de personas mayores queda marginado de la nueva información disponible en internet y pasa su vida pensando en que hay algo mal con ellos y prefieren vivirlo en secreto, antes de consultar a un especialista o de encontrar las respuestas y el apoyo que los jóvenes encuentran en las redes sociales”, asegura el especialista.

Aunque los estudios sobre las causas de la asexualidad aún son incipientes, Anthony Bogaert enfatiza en que se descartan problemas hormonales o físicos que puedan desencadenar la condición. Lo que sí se ha demostrado de forma preliminar es que existe una correlación con personas que tienen trastornos del espectro autista, como el síndrome de Asperger. “Sin embargo, carecemos de datos suficientes para confirmar aquello, ya que no todos los afectados con este trastorno carecen de atracción sexual, así como también, no todos los asexuales tienen Asperger”, aclara el experto.




“El gran problema de la asexualidad es convencer a la gente que no hay problema”,
afirma a Paula David Jay, portavoz del movimiento asexual AVEN
San Francisco, Estados Unidos.



Orgullo (A)sexual

“El gran problema de la asexualidad es convencer a la gente de que no hay problema”, afirma a Paula David Jay desde su natal San Francisco, en Estados Unidos, quien hoy es el portavoz del movimiento asexual. “Las personas piensan que si no tienes sexo, eres incapaz de conectar con la gente. Ni siquiera te consideran un adulto porque en nuestra cultura experimentar la sexualidad está directamente relacionado con convertirse en uno. Entonces te asignan una imagen pueril, infantilizada y no te tratan como el adulto que eres”, afirma Jay.

Motivado por visibilizar la asexualidad y congregar a otras personas que tal como él han vivido conflictuados buscando una definición que los identifique, en 2001 –y con 18 años– fundó AVEN –Asexual Visibility and Education Network (Red de visibilidad y educación asexual)– la comunidad de asexuales más grande del mundo, reunida en el sitio www.asexuality.org y que hoy congrega a más de 70.000 miembros de 16 países, donde sus activos participantes intercambian material científico y proporcionan recursos de investigación, favoreciendo la integración.

Incluso tienen bandera de lucha, de franjas paralelas de color negro, gris, blanco y morado. Y desde 2010, cada 26 de octubre, celebran la Asexual Awareness Week o la Semana de la Conciencia Asexual, en la que marchan por las calles de las principales capitales del mundo como París, Barcelona, Nueva York y Londres. Como emblema, han adoptado la letra “A” y el fonema ace –un as en las cartas– porque fonéticamente en inglés suena igual que ase, de asexual.

Que son gays reprimidos, que tienen problemas hormonales, de frigidez o impotencia. Que sienten aversión al sexo y a las personas; que tienen un trauma, que fueron abusados, que son asexuados –sin sexo, biológicamente hablando–, que son feos y por eso no consiguen pareja, que son cristianos ortodoxos. La lista de prejuicios para definir a un asexual es larga y bien se puede leer en los más de dos millones de mensajes diarios que recibe AVEN con testimonios de personas que cuentan cómo los han tratado luego de asumirse como tales. “Pero la única razón es que soy así porque soy asexual”, dice el activista.

¿Por qué organizarse? Para generar aceptación y reconocimiento público. A diferencia de las reivindicaciones del movimiento homosexual propiciado en los 70 que, entre otras cosas, buscaba la igualdad de derechos ante la ley, los asexuales buscan visibilidad ante una sociedad que condena a quienes viven sin sexo, además de prevenir suicidios (3 de sus miembros se han quitado la vida víctimas de bullying). “Somos gestores de la primera revolución sexual del siglo XXI”, aventura David Jay. “El mundo se construye según normas preestablecidas de lo que significa ser normal. Nuestro llamado es a alzar la voz por lo que hoy podría considerarse la mayor insubordinación de nuestros tiempos: vivir sin sexo, desde una mirada despatologizada”.

En 2011, los asexuales reunidos en Aven también comenzaron a participar en las Pride Parade del mundo –las Marchas del Orgullo Gay–, algo que al principio no fue fácil porque los tildaban de radicales cristianos. “La comunidad gay está cargada de sexualidad, y pensaban que nosotros pregonábamos la abstinencia. Poco a poco eso ha ido cambiando y hoy nos hemos ganado nuestro lugar en las marchas. Marchamos juntos por la comunidad LGBTQI, sigla a la que hemos añadido con orgullo la ‘A’, de asexuales, quedando como LGBTQIA”, afirma Jay.

Y la lucha ha rendido frutos. Uno de sus logros más importantes fue que en la última actualización del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), publicado en mayo de 2013, un comité de AVEN presentó ante la Sociedad Americana de Siquiatría un informe de 75 páginas, elaborado con la ayuda de especialistas, entre ellos el sicólogo Anthony Bogaert, que concluía que los asexuales no deben ser incluidos dentro del Trastorno de Deseo Sexual Hipoactivo, una falta persistente –pero temporal– de deseo sexual y que a nivel clínico comúnmente se confunde con la asexualidad, provocando que a los asexuales se les tilde como reprimidos o traumatizados. En su lugar, la asexualidad debe considerarse como una orientación y no como una disfunción. La propuesta dio resultados. Hoy, en el DSM V se lee: “Un impulso sexual ausente o disminuido es considerado trastorno o disfunción solo en el caso que cause estrés significativo para la persona; y no si esta se autoidentifica como asexual”.

En paralelo, hoy proliferan en la web los sitios de citas para asexuales, comunidades donde pueden conocerse con el fin de entablar relaciones de amistad o románticas. Los más famosos y concurridos son platonicpartners.org, asexualitic.com y asexualmatch.com, que reúnen a cientos de miembros en su mayoría de Estados Unidos e Inglaterra.

El fenómeno también ha llegado a la publicidad. Bullada fue la campaña de la marca de colchones Flex, que el año pasado lanzó un peculiar spot para la televisión española. En el comercial, cuatro portavoces del movimiento en España comentan en primera persona cómo es ser asexual mientras están tendidos en sus respectivas camas (cuyos colchones son Flex, por supuesto). Enuncian frases como “antes el sexo era pecado y el pecado ahora es que no te guste” o “la cama es el último bastión de libertad que nos queda”. Al final, se escucha el eslogan: “En Flex pensamos que todo el mundo puede hacer y no hacer lo que le dé la gana. Porque la noche es nuestra”. La marca de descanso afirmó que con esto se hace un llamado a reivindicar la libertad de cada uno en su relación con la cama. Y sí que les resultó, ya que el anuncio obtuvo el apoyo de los consumidores.

Los asexuales pueden definirse románticos o no románticos. Los primeros se enamoran y logran intimidad física, que nunca es sexual. Los segundos, no desean ningún tipo de contacto físico ni emocional.

¿Romántica o no romántica?

“Los asexuales no sentimos atracción sexual, pero hay muchos otros tipos de atracción: estéticas, románticas, intelectuales, etc. Los asexuales podemos tener una vida similar a la de todas las personas, una pareja, una relación romántica, aventuras. Eso depende de cada persona. En mi caso, yo me defino como ‘hetero romántica’, porque prefiero tener una pareja del sexo opuesto”, afirma Dasanira (pide omitir su apellido), de 25 años. Es una ingeniera informática de ojos azules y pelo largo. “Ahora, el denominador común de los asexuales es que aún cuando podamos sentirnos atraídos románticamente por alguien, jamás, nunca, sentiremos atracción sexual”, agrega.

Dasanira fundó en 2012 el grupo de Facebook Asexuales Chile, que hasta la fecha es la única comunidad activa de asexuales en el país. Reúne a 500 miembros, la mayoría jóvenes entre los 16 y 26 años, provenientes de distintas clases sociales y de todo el país, aunque un número importante son de Santiago y la V Región.



Ya se extendieron a otras redes como Tumblr, Instagram y Twitter, aunque el grupo aún funciona de forma tímida. “El contacto es solo virtual. Estamos lejos de lograr el activismo de otros países y los miembros prefieren sentir apoyo entre los mismos asexuales y no en todo su entorno, en el cual prefieren mantenerse con un perfil bajo y discreto porque a muchos les avergüenza ser asexuales, simplemente porque son incomprendidos y discriminados en sus contextos más cercanos”, explica Dasanira, siendo justamente esa la razón por la que tampoco ella da su apellido para este reportaje.

Dasanira ha pololeado tres veces. Por presiones de su segundo pololo tuvo relaciones con él. “No fue satisfactorio, lo hice para complacerlo, no me sentía consecuente conmigo”, dice. Pero a su actual pareja le contó que es asexual. “Entendió que tener intimidad no solo significa tener sexo. Eso es solo una de las muchas dimensiones de relacionarnos con una pareja. Esto pasa porque erróneamente se vincula el amor con el sexo y no necesariamente tiene que ser así, de esta forma, un asexual es capaz de amar aun cuando no haya intercambio sexual”, asegura Dasanira, quien cuenta que la intimidad física con su pololo se basa en caricias, abrazos y tomarse de la mano. “Esto no es un condicionante en mi relación. La gente me pregunta si no tengo miedo de que mi pololo mire para el lado, y la verdad es que no. Mi relación se basa en la honestidad y en el amor, como cualquier relación normal”, dice.

Coincide en ello, el sicólogo Anthony Bogaert. “En función de la atracción latente que puede experimentar un asexual, se pueden encontrar dos subcategorías definidas: los románticos y los no románticos”, explica. Y agrega: “La atracción romántica y la atracción sexual son dos cosas distintas, con diferentes procesos cognitivos asociados. Por tanto, personas asexuales pueden definirse románticos o no románticos. Los primeros no experimentan atracción sexual, pero sí una idealización del otro a través del enamoramiento, tienen las mismas necesidades emocionales que el resto y son capaces de intimar con sus parejas, aunque lo harán de forma no sexual”, aclara.

“Es importante separarla de la abstinencia y del celibato que involucra una opción voluntaria por la castidad. La asexualidad no es una opción, ni una decisión por un periodo. Es algo con lo que se vive toda la vida”, dice Anthony Bogaert, el sicólogo pionero en el estudio de este tema.

Por otro lado, los asexuales no románticos en muchos casos no desean ser tocados ni tener ningún tipo de intimidad física. “Son capaces de amar, pero será el mismo afecto que se destina a familiares y amigos”, explica el sicólogo. Mariela Ordóñez, se define arromántica. “La idea de la proximidad física me pone los pelos de punta. Estar sola no es un tema. Estoy rodeada de amigos con quienes compartimos una intimidad, no siento que necesito a una sola persona para volcar mi afectividad y hasta el momento tampoco siento el impulso de la maternidad”, cuenta.

Kathalina Véliz (16, estudiante), es también arromántica, aunque ella sí se cuestiona la idea de tener hijos algún día. “No me agrada la idea de estar con alguien físicamente, pero en el futuro me gustaría ser mamá. Para lograrlo, tendría que ceder y tener relaciones, cosa que no creo que haga y si no, está la adopción”, dice convencida. Por su parte, Dasanira, está abierta a la idea de la maternidad pero, en cambio, estaría dispuesta a tener relaciones con su pareja. “Con un fin reproductivo”, aclara.

Romántico o no romántico, una dificultad para los asexuales que buscan un grado de intimidad (que nunca es sexual), es encontrar una pareja. Muchos asexuales terminan cediendo al sexo solo para complacer a sus parejas y otros buscan a otros asexuales con los que puedan compatibilizar, pero esto no depende de ellos. “El problema es que la atracción romántica tampoco es una elección, entonces muchos asexuales sufren cuando no son correspondidos”, señala el especialista, quien por estos días está concentrado en hacer un catastro de los asexuales con y sin hijos. “Tener esta estadística permitirá aportar datos demográficos y saber cuántos asexuales están interesados en la procreación. Porque, aun cuando no tengan pulsión sexual, muchos tienen instinto paternal o maternal. Lo que quiero averiguar es la prevalencia de este instinto en las personas que se definen como asexuales”, explica el sicólogo.


Como una ameba

“Cuando mis compañeros decían ‘oh, cacha la mina rica’, a mí no me provocaba nada. Sí sentía una atracción estética o intelectual hacia varios compañeros y compañeras, pero jamás esa atracción se manifestó en querer algo físico con ninguno”, cuenta Nicolás Ojeda (23, estudiante de Matemáticas). A los 16 años, y frente a su desinterés en las relaciones, la orientadora del colegio le sugirió a su mamá que podía ser homosexual. “Yo también me pasé el rollo de que podía ser gay, pero sabía que no. Incluso le pregunté a mi mamá si alguien había abusado de mí cuando chico”. Pero no, nada le había ocurrido. Incluso su mamá pensaba que era gay y muchas veces habló con él para darle su apoyo. “En realidad, yo me sentía como una ameba, que son asexuales y se auto reproducen. No necesitan una pareja. Tenía 12 años cuando aprendí eso en Biología y me dije: ‘una ameba es igual a mí’”.


“Cuando mis compañeros decían ‘oh, cacha la mina rica’, a mí no me provocaba nada”,
dice Nicolás Ojeda, de 23 años.
“Me pasé el rollo que podía ser gay, pero sabía que no”.

“Yo creo que mis compañeros se preguntaban a mis espaldas: ‘¿Al Nico le gustará alguien alguna vez?’, pero jamás se atrevieron a decírmelo a la cara, eran los cuchicheos que escuchaba, debido a que nunca dije quién me gustaba y eso levantaba sospechas entre los demás”. Para evitarlo, Nicolás pololeó dos veces. “Con mi segunda polola duramos un año. Yo tenía 17 y ella siempre quería llegar a otro paso. Yo cedía con caricias, pero no lo disfrutaba. No lograba excitarme. Ella me decía que era impotente y eso me daba rabia”, recuerda Nicolás, quien se define arromántico. “No me da miedo estar solo. ¿Quién dice que hay que estar en pareja y tener hijos para ser feliz y sentirse completo?”.

El entorno de Nicolás sabe y acepta que él se define así. “Tampoco ando por la calle diciendo, ‘hola, soy asexual’. Así como nadie dice ‘hola, soy hetero’”. Fanático del fútbol, sus cercanos de la liga donde juega todavía no entienden su orientación. “Me dicen el ‘Sheldon Cooper’, un personaje de la serie The Big Bang Theory, quien no siente interés en el sexo. La pregunta recurrente que me hacen es que si soy asexual entonces no me masturbo. Yo les digo que de repente lo hago, no pensando en alguien o algo, sino como un acto para liberar tensiones y no por el placer sexual asociado a la masturbación”, explica. Y concluye: “A todos les digo que uno tiene que ser y hacer como uno quiera. Porque al final de cuentas cada persona es muchísimo más compleja que una etiqueta que la defina. Y yo soy feliz sin sexo”.

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Saludos desde Argentina

jueves, 29 de junio de 2017

Asexualidad: Conclusiones del Madrid Summit

Después de un año de trabajo la asexualidad ha sido reconocida por la Conferencia Internacional de Derechos Humanos llevada en Madrid Summit. Podéis ver el vídeo de la clausura y la declaración final en este vídeo en Facebook. La declaración que además incluye la asexualidad explícitamente se leerá en el Parlamento Europeo y español. Queremos aprovechar para agradecer tanto a toda la gente que forma parte de la asociación, el colectivo a nivel mundial y quienes nos ayudan.


DECLARACIÓN DEL MADRID SUMMIT

En Madrid, España, a 28 de junio de 2017

Las personas aquí reunidas en el marco de la organización y celebración de esta Conferencia Mundial de Derechos Humanos del WorldPride Madrid 2017, que ha congregado a más de 200 ponentes de 46 países de los cinco continentes entre activistas, políticos, educadores y miembros de la cultura; con las representaciones destacadas de la ONU, Parlamento Europeo, Comisión Europea, ILGA Europe, ILGA World, Outright International, Victory Institute, Interpride, Epoa, Amnistía Internacional, UNICEF, Cruz Roja, Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, Instituto DEMOSPAZ-UAM, Instituto Universitario de Estudios de la Mujer, El Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas – UC3M; con la implicación de las Embajadas de Alemania, Países Bajos, Suecia, Suiza, Reino Unido, Italia, Canadá y Estados Unidos; con la presencia de Delegaciones del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Canadá, Costa Rica y Uruguay; y con el apoyo de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y el Parlamento Europeo,

TENEMOS como claro fin y motivo la promoción, defensa y protección de los derechos universales de las personas y el establecimiento de unas bases fundamentales en lo que a los Derechos Humanos en relación con la orientación afectivo-sexual y la identidad de género se refiere, y teniendo como marco común de referencia y asumiendo declaraciones o principios vigentes como la Declaración Universal de Derechos Humanos, los Principios de Yogyakarta o la Declaración sobre orientación sexual e identidad de género de las Naciones Unidas,

RECORDAMOS que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona tiene derecho al disfrute de los Derechos Humanos, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición;

ASENTIMOS al hecho de que en su condición de derechos universales, complementarios, indivisibles e interdependientes, no podrán realizarse distinciones que afecten a ninguna persona o colectivo en función de su orientación afectiva o sexual ni por cuestiones de identidad de género.

RECONOCEMOS la especial vulnerabilidad de aquellas que por cuyas preferencias, prácticas, orientaciones e identidades afectivas, sexuales y de género son y han sido discriminadas, censuradas, perseguidas, silenciadas o juzgadas hasta con penas crueles e inhumanas, por parte de Estados, sociedades y culturas sin otra causa o motivo que su falta de conformidad con un canon normativo y mayoritario.

ENTENDEMOS que el momento histórico en el que nos encontramos y sus exigencias nos comprometen a estar a la altura de las demandas de la sociedad y las generaciones futuras y del entorno natural, respetando y prolongando la memoria de todos aquellos seres humanos que nos precedieron, reforzando la necesidad de preservar una perspectiva ajena a todo sesgo dominante que sea multicultural, intergeneracional, interseccional, sensible a la diversidad familiar, regional y a la igualdad de género.

OBSERVAMOS, acogemos y celebramos las diversas conquistas en materia de Derechos Humanos que se vienen adquiriendo en estos últimos años y, sin embargo, suscribimos la necesidad de seguir unidos en el esfuerzo y la lucha por los derechos de todas las personas dadas las múltiples vulneraciones que se cometen en gran parte del mundo;

AFRONTAMOS con responsabilidad y cautela los escenarios que son consecuencia de aquellas nuevas formas de dominación, violencia y colonización que han surgido a partir del desarrollo de las nuevas formas de comunicación digital. Nos hacemos sensibles por ello de la falta de un tratamiento específicamente regulado en cuanto a la información, imagen, visibilidad y sensibilidad se refiere y a los vacíos legales relativos a la privacidad, honor e intimidad, recalcando la necesidad de un libre acceso a la información para todas las personas siempre y cuando esto no signifique un instrumento de vigilancia y control por parte de gobiernos, empresas o personas con fines de manipulación, censura y represión;

ENFATIZAMOS la necesidad de procurar un especial cuidado a la Infancia y sus Derechos, en su condición de especial vulnerabilidad, asumiendo la Declaración de los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos del Niño;

EXPONEMOS que la comunidad referida en cuestiones de orientación afectivo-sexual e identidad de género puede reconocerse como LGTBIQA+, con el propósito de dar realidad a través del lenguaje a cada una de las diferentes identidades de género (personas Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queer, Asexuales) y acogemos el símbolo “+” como signo de inclusión, apertura e integración que asume identidades como dos espíritus, leiti, fa´afafine, hijra, bandhu, kinnar, muxhe y cualesquiera otros rubros que sirvan y asistan a la conformidad identitaria, binaria o no, de cualquier persona; asimismo, con esta denominación se aspira a preservar el legítimo derecho a la diferencia y la libertad individual, afianzando la convicción de que cualquier definición, propuesta, agrupamiento o conceptualización deberá construirse siempre con vistas a preservar los derechos, sensibilidades y promoción de cada vida;

RECONOCEMOS la necesidad de avanzar hacia la equidad en el derecho a la salud y la información de las personas LGTBIQA+ a través de medidas concretas en el ámbito de la investigación, formación y acceso a los cuidados sanitarios;

DEFENDEMOS la promoción de medidas normativas, prácticas, retóricas y discursivas que redunden en la defensa y protección de los Derechos Humanos que en su condición universal deben amparar con especial cuidado a todas aquellas personas y comunidades vulnerables que como la LGTBIQA+ son señaladas, distinguidas, discriminadas, perjudicadas, juzgadas, despreciadas, condenadas, torturadas o ejecutadas en virtud de sus opciones u orientaciones sexuales, afectivas o de identidad de género;

HACEMOS un llamamiento a todas las personas a hacer uso de su derecho de manifestación y unión pacífica, fórmula bien conocida históricamente para la conquista de los derechos sean estos cualesquiera, y a la necesidad de celebración y vindicación de los logros conseguidos así como la necesidad de denunciar los escenarios de vulnerabilidad aún no tratados;

Confiando en que desde esta clausura de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos del WorldPride Madrid 2017 y el comienzo del WorldPride New York 2019, se mantendrá, preservará y cultivará el avance y la conquista de una humanidad libre de discriminación,

CONFIAMOS, REIVINDICAMOS Y SOLICITAMOS que la comunidad internacional acepte como oportuna e indispensable la formulación y el acuerdo de una Convención Internacional en los próximos años, que sirva para asentar el camino iniciado por esta Conferencia en cuanto a los Derechos Humanos para el colectivo LGTBIQA+ se refiere.

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Saludos desde Argentina