martes, 26 de julio de 2016

Siglo XXI: el final del sexo obligatorio

Artículo publicado por Miguel Vagalume en Pikara Magazine el 08 de Julio de 2016

Se nos aseguró que la vida sexual activa era un indicador de salud, que nos insistió en cuál era la frecuencia correcta y se nos animó a experimentar al máximo. Pero se nos siguió vendiendo un modelo único de “sexo normal” que llevaba a mantener tabúes y culpas. ¿Qué nueva revolución sexual necesitamos ahora?


El siglo XX es llamado a menudo el “siglo del sexo”. Aunque los cambios culturales son mucho más sutiles y complejos, se podría poner la fecha de inicio del “siglo del sexo” en 1905. Ese año se plasma por primera vez en un texto qué es el sexo “normal”. Lo hace Freud en ‘Tres Ensayos sobre una Teoría sexual': “La unión de los genitales es considerada la meta sexual normal en el acto que se designa como coito y que lleva al alivio de la tensión sexual y a la extinción temporaria de la pulsión sexual (satisfacción análoga a la saciedad en el caso del hambre)”, escribió Freud. Fuera de esa unión de genitales (una vagina y un pene, por supuesto), todo era perversión: “El uso de la boca como órgano sexual es considerado perversión”, decía unas líneas más abajo.

En Europa, durante el siglo XX, el sexo —un sexo muy concreto, no degenerado— pasó a ser algo central en nuestra vida, algo necesario para ser feliz, para realizarse. Ya no es suficiente dejarlo escondido en el cajón y no prestarle atención, como tuvieron que hacer muchas de nuestras abuelas y una larga historia de mujeres y personas con gustos poco convencionales de las que nunca se supo qué les gustaba y qué no.

Ese interés devino en la primera revolución sexual del siglo. Wilhelm Reich convirtiendo el orgasmo en fundamental, Hirschfeld y la reforma sexual en lo público y lo privado, la libertad de las noches berlinesa y parisina, el travestismo (se inventa el término), la transexualidad (Lili Elbe), luchas por los derechos para las personas homosexuales, los debates sobre la educación sexual… Todo parecía posible hasta que llegó el fascismo a Europa de la mano del catolicismo.

Eso, junto con otros factores, hizo que toda esa libertad emigrara a EEUU y que en los años 60 y 70 volviese a darse otra “liberación sexual” para las mujeres (la “píldora”), para gais, lesbianas, transexuales (la comunidad leather, Stonewall) y para heterosexuales (aunque parezca increíble hoy día, se convirtieron en aceptables las relaciones “prematrimoniales”). Se buscaba la experimentación y la transgresión (orgías, tríos, comunas, orgamos simultáneos…) y se popularizó la idea de abrir “las puertas de la percepción “ (Aldous Huxley, alucinógenos…).

Todo ese recorrido, que se suele relatar, a modo bíblico, como un camino de liberación hacia un paraíso final, en realidad ha ido dejando al mismo tiempo un montón de asuntos sin resolver que se han ido acumulando. La salvación nacida de su propia condena.


La patologización de la frecuencia

El sexo se convierte en central de mano de la psiquiatría. Freud identifica la sexualidad con un inconsciente que hay que “desvelar”, descifrar, descubrir qué se oculta detrás del deseo… y hoy en día seguimos viéndolo igual. Se sigue pensando que detrás de un deseo erótico masoquista, detrás de la elección del trabajo sexual, que detrás de cualquier práctica poco convencional, siempre hay algún problema que resolver. 

Krafft-Ebing, otro psiquiatra, había creado la lista de perversiones que hasta hace tres años ha seguido en los manuales de psiquiatría (y la OMS las sigue incluyendo en su lista de enfermedades). La diversidad del deseo condenada a ser vista como una enfermedad. Aunque se tolera a gais, lesbianas, transexuales, bisexuales, se les/nos sigue viendo como excepciones frente a la normalidad. Con el fascismo esa diversidad se convierte en delito. En España hasta hace poco tiempo, el 28 de diciembre de 1978. No ha sido un camino fácil.

Wilhelm Reich, discípulo de Freud, es el primero en convertir, en 1927, el orgasmo en indicador de salud mental. Y a eso se une, en los 60, el establecimiento de un nuevo sexo “normal”: el estadísticamente normal, el que hace la mayoría. Pero ¿cómo se puede medir estadísticamente? Por la frecuencia: cuántos orgasmos, cuántas cópulas, cuántas experiencias homosexuales, cuántas parejas sexuales. Y eso hace que la normalidad sea una determinada frecuencia por debajo o encima de la cual nos estamos saliendo de la norma. Y ahí seguimos, entendiendo que salirse de la media indica que se tiene un problema: por encima de un determinado número de veces es adicción, que por debajo es “deseo hipoactivo”.

La frecuencia unida a un nuevo“modelo recreativo” en esas mismas décadas lleva a que la experimentación se convierta en algo deseado socialmente: ¿Cuánta gente ha tenido experiencias sexuales desde entonces sólo por evitar que ser considerada “anticuada”? ¿Cuántas veces se ha ido contra el propio deseo para agradar, para cubrir las expectativas del grupo, de nuestras amistades, de una nueva pareja? Quizá nos hemos maltratado más de lo que hacía falta…


Asuntos sin resolver

Y así llegamos a los años 80 con un montón de asuntos sin resolver. Se seguía creyendo que en la vejez desaparece la actividad sexual. Se seguía creyendo que hay identidades, prácticas y sexualidades alternativas… porque hay una “normal”. Se seguía pensando en la masturbación como una experiencia sexual de segunda categoría. Se seguía considerando mejor tener “mucho de todo” (orgasmos, experiencias, tríos, orgías, etc.). Se seguía provocando unos problemas inmensos intentando encajar en los estrechos moldes de ser hombre o de ser mujer, sin más opciones. Se seguía pensado que una mujer que habla abiertamente de su deseo era algo extraño. Se seguía pensando en la obligatoriedad del orgasmo. Se seguía sin conocer bien, en detalle, los genitales propios y ajenos. ¿Cuántas de esas creencias siguen ahí desde los 80, desde hace casi 40 años?

Como si los asuntos no resueltos en nuestra sexualidad durante el siglo XX no fueran suficientes, en los 80 comienza el tsunami conservador en el que todavía seguimos. Se arrasa poco a poco con la educación sexual (la LOMCE ha conseguido eliminarla en un 100% en nuestro país), que ya se había limitado a “la charla del condón”, como si todo el alumnado fuera heterosexual, como si la sexualidad se redujese al “acto sexual normal” que había descrito Freud.

Desaparece la educación y lo único que queda en su lugar es el porno, algo tan fácil de criticar. El porno no ha hecho más que recoger lo que se habla en la calle desde mucho antes de que estuviese disponible 24 horas al día en internet: que todo el mundo folla durante horas, todos los días, con unos orgasmos inmensos. Ese —falso— listón que está colocado tan alto y al que nadie llega. Pero es que no queremos ser felices, queremos ser normales. Y se nos ofrece un único modelo.

Al mismo tiempo, el tsunami neoliberal y conservador nos ha hecho interiorizar la idea de que lo que nos pasa en nuestra vida es solo nuestra responsabilidad. Que si no conseguimos tener una vida sexual satisfactoria es algo que debemos solucionar, como si estuviese en nuestra mano tener más tiempo, tener menos trabajo, tener menos estrés, buscar nuestra propia educación sexual, resolver todas nuestras dudas… La idea de que todo el mundo tiene que ser perfecto al llegar a la cama y no importarle demasiado lo que suceda, que no haya demasiado drama, supone llegar a la cama con todas las prevenciones puestas… antes de elegir una pareja en la que depositamos todas nuestras expectativas.


¿El siglo de los amores?

Y así, década tras década, nos encontramos sin saber muy bien cómo resolver las complicaciones normales de todo el mundo… Seguimos creyendo que las complicaciones con las erecciones o para llegar al orgasmo de una manera concreta son extraordinariamente raras. Parece increíble que hayamos pasado por el “siglo del sexo” y que cientos de preguntas, a las que ya se les ha dado respuesta, se hayan mantenido igual de opacas un siglo más tarde, quizá gracias a una nula educación sexual y a la omnipresencia y peso simbólico de un único modelo de “sexualidad”.

Podría ilustrarse este proceso con el cambio que ha sufrido una tienda erótica de la calle Montera en Madrid: ha sustituido el nombre “sexshop” por “loveshop”. Habiéndose complicado todo “lo sexual” de semejante manera… ¿será el siglo XXI el siglo de los amores? Los amores frente al amor idealizado y reproductivo. Amores de muchos tipos, monógamos y no monógamos, con mil opciones abiertas a todas las identidades y prácticas, un afecto que no signifique necesariamente sentir atracción sexual, sin obligación de que haya que cumplir con una frecuencia de relaciones sexuales, sin que sea obligatorio tener un orgasmo.

Optar por el afecto quizá sea la respuesta a la insistencia durante un siglo en el que, al principio, se aseguró que una vida sexual activa —como si fuese una batería cargada— nos aseguraba la salud. Después se pasó a insistir en que nos haría felices si la practicábamos con una frecuencia “correcta”. Y se terminó diciendo que lo más deseable era tener todas las experiencias sexuales posibles. A la pregunta tantas veces repetida de si es posible el sexo sin amor, se ha terminado contestando que lo que también es posible es el amor sin sexo.

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Espero les haya gustado.
Saludos desde Argentina!

martes, 19 de julio de 2016

Avenitas, difundiendo la asexualidad

Avenitas es un proyecto multiblog orientado a difundir información relevante a la asexualidad, como parte de la campaña de educación y divulgación de la comunidad asexual hispana, enfocada en la visualización y aceptación de la asexualidad como orientación sexual en Latinoamérica y España. En dicho proyecto se abordará múltiples temáticas vinculadas a nuestra condición y la sociedad, así como todos los proyectos que AVENes realice.



La idea nació con el firme propósito de alcanzar a aquellos que buscan conocer más en profundidad la asexualidad y llegar a todos los que ahondan sobre nuestra condición. Se pretende educar a través de la red y transmitir conceptos, ideas, propuestas de trabajo, información, formas de vida. Se busca darnos a conocer como comunidad diversa dentro del espectro de la sexualidad humana.

Les dejo el LINK: AVENITAS Wordpress

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Saludos desde Argentina!

miércoles, 13 de julio de 2016

¿Qué tanto sabes acerca de la Asexualidad?

Artículo publicado en Fucsia.co
(No dice por quién, ni cuándo)

En una sociedad obsesionada con el sexo, pensar en que exisetn personas que no les interesa el tema es casi imposible. Aun así la realdiad es otra, y los asexuales representan el 1% de la población mundial. Conoce más de esta condición.



En la actualidad se ha vuelto cada vez más común el tema de la variedad de orientaciones sexuales: la heterosexualidad, bisexualidad, homosexualidad femenina y masculina, asexualidad, pansexuaidad; solo por mencionar algunas. Desafortunadamente la falta de información sobre un tema tan polémico y tan ajeno a nuestro condicionamiento cultural, ha dado pie para que estas tendencias se interpreten como desviaciones, enfermedades, rebeldías o simplemente formas de llamar la atención. Pero la realidad es otra, pues la sexualidad no es una elección, sino una condición. 

Para comenzar, es importante diferenciar entre identidad de género, expresión de género, sexo, y orientación sexual. Está comprobado que las falsas creencias se originan en el desconocimiento de las diferencias que existen entre estas tendencias.

La identidad de género está determinada por la “comodidad” con uno mismo. Es la manera como el cerebro nos clasifica automáticamente dentro de la categoría de hombre o de mujer, pero no está ligada necesariamente al sexo biológico. 
La identidad de género es la manifestación de la masculinidad o de la feminidad, basada en los roles tradicionales del género. Esto infiere en la forma de vestir, en el comportamiento, etc. 
El sexo biológico está determinado por las características físicas y biológicas que diferencian a los individuos a nivel sexual, incluyendo los órganos sexuales, hormonas y cromosomas (hembra- intersexual- macho). 

La orientación sexual por su parte, está ligada al tipo de persona por la que nos sentimos atraídos física, emocional y espiritualmente; de ésta manera, los heterosexuales se sienten atraídos por el sexo opuesto, los bisexuales por su mismo sexo y por el sexo opuesto, los homosexuales por su mismo sexo, los asexuales no sienten atracción por ningún sexo y los pansexuales sienten atracción por otras personas independientemente de su sexo o género.

Las personas asexuales no sienten atracción erótica hacia otras personas, tampoco hacia el placer sexual y no tienen relaciones sexuales. Según los estudios de Anthony Bogaert, profesor de Ciencias de la Salud Comunitaria y Psicología de la Universidad de Brock en Canadá, se calcula que el 1% de la población mundial es asexual. 

La asexualidad es la orientación sexual que más discriminación recibe, principalmente porque no es ni siquiera aceptada como algo real, sobretodo en una sociedad tan obsesionada con el sexo. En los últimos años han surgido comunidades de personas asexuales, quienes reciben apoyo y se identifican con los otros miembros de la misma comunidad que sienten lo mismo. La comunidad Aven (Asexuality Visibility and Education Network) por ejemplo, cuenta con más de 50 mil miembros. La comunidad Platonic Partners ayuda a las personas que quieren tener una pareja pero, pero que no quieren (o no pueden) tener sexo. 

Entre la comunidad de personas asexuales, a pesar de la falta de deseo y atracción sexual, existen diferencias principalmente asociadas a la ausencia de apetito sexual o atracción romántica. Algunas personas solo experimentan una de las dos, otras las dos y otras, ninguna. 



Los asexuales si pueden experimentar atracción romántica hacia uno o ambos géneros, lo que ocurre es que no tienen relaciones sexuales. Según su orientación romántica, algunos asexuales se definen como heterorománticos, homorománticos o birománticos, dependiendo del tipo de orientación afectiva. También existen otros asexuales arrománticos o no románticos que aparte de no sentir atracción sexual, tampoco tienen atracción romántica. Así mismo algunos asexuales pueden llegar a tener sensaciones sexuales sin llevarlas a cabo, mientras que otras se masturban para satisfacerlas.
Si sientes que te identificas con esta orientación, no tienes por qué sentir angustia, miedo o vergüenza. Simplemente puedes ser parte del grupo de personas asexuales que viven su vida como cualquier otro ser humano, con la diferencia que no hay atracción por las relaciones sexuales.

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Saludos desde Argentina!

lunes, 4 de julio de 2016

Asexualidad: ¿es posible no sentir atracción sexual por otra persona?


Publicado por DARIL DE LA NUEZ en Batanga
(y como siempre en este lugar, no dice cuándo ¬¬)

Para nadie es un secreto lo complejo que resulta el universo del comportamiento sexual de nuestra especie, donde prácticamente todo lo que podamos imaginar, tanto en sentido positivo como negativo (lo cual valoramos muchas veces en dependencia de nuestra herencia cultural), es posible.

Uno de los temas de los que más se estudia, se debate o se polemiza es sin dudas el de la orientación sexual, donde la homosexualidad y la bisexualidad se lleven quizás la mayor parte de las discusiones, pero donde otras variantes no menos apasionantes e importantes tienen también su espacio reservado. Hoy vamos a conocer un poco más de una de estas variantes de la sexualidad humana, la asexualidad.



Apuntes sobre el comportamiento asexual

Los estudios de la asexualidad humana pueden ser considerados relativamente recientes. Hasta los años '70, el término de asexual se le aplicaba por lo general a las personas que, por alguna razón, presentaban una malformación genital que impedía la consumación del acto sexual. Hoy en día, existe un consenso general de que una persona asexual es aquella que no siente atracción sexual hacia ninguna otra, aunque esté físicamente capacitada para ello, lo cual según algunos estudios, es aplicable a alrededor del 5% de la población mundial.

Aunque las investigaciones sobre este tema son ciertamente insuficientes y existen muchas contradicciones sobre su origen, algunos han afirmado que sus causas están muy relacionadas con particularidades de origen endocrino, mientras que otros señalan una predisposición genética causada por la ausencia de los componentes libidinales que llevan a la persona a sentir el deseo sexual. Sin embargo, no son pocos los que aseguran que su origen es absolutamente psicológico, sin que se defina de ninguna manera como una enfermedad o un trastorno.

Variantes de la asexualidad

Existe un riquísimo universo por parte de las personas asexuales de entender las relaciones, la excitación y la atracción física hacia los demás. Así, podemos encontrar personas que encuentran su satisfacción estando solas y en su propia intimidad, mientras que otras lo hacen rodeándose del afecto de muchos amigos y el apoyo emocional que su afecto representa.

Muchos otros sí gustan de establecer relaciones amorosas e incluso gustan de tener una pareja estable con la que compartir la vida desde un punto de vista romántico, sin que medie en estos casos el deseo sexual. Esto ha llevado a la definición de términos como “homorrománticos”, “birrománticos” o “heterorrománticos”, en dependencia del o los géneros por el que sientan este deseo.

La asexualidad en la sociedad moderna

Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que vivimos en una sociedad moderna hipersexualizada, donde tal pareciera que casi todo gira alrededor del sexo y donde la edad para comenzar a tener relaciones sexuales es cada vez más temprana. Esto muchas veces conlleva una fuerte contradicción y supone una presión social y psicológica para muchas personas asexuales, sobre todo los adolescentes que suelen sentirse marginados en los grupos, donde muchas veces tener relaciones sexuales es parte esencial para la aceptación en los mismos, si bien afortunadamente no siempre es así.

Por otro lado, también es complicado en aquellos que sí gustan de tener una pareja, pues es difícil mantener una relación estable con otra persona que no es asexual. En estos casos, la solución está en tener sexo sin placer, solo con el ánimo de complacer a la pareja, lo cual no siempre resulta efectivo como podrás imaginar, o permitir a la pareja tener relaciones sexuales con un tercer individuo, lo cual requiere obviamente de un consenso y una gran madurez.

En cualquier caso, las personas asexuales son tan normales como las que no lo son y como tal merecen todo el respeto de la sociedad, que debe luchar contra cualquier tipo de discriminación hacia esta o cualquier orientación sexual.

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Saludos desde Argentina!

jueves, 30 de junio de 2016

1.000 VISITAS

Quiero tomarme el trabajo de agradecerle a todas las personas que se dan una vuelta por el blog. La asexualidad aún debe recorrer un largo camino para ser completamente visible, pero paso a paso podemos lograrlo, tal como lo hicieron el resto de los colectivos LGTB.



Así que eso, gracias, por leer, por compartir, por visibilizar... y, sobre todo, por entender y respetar.

Como siempre, saludos desde Argentina!

martes, 28 de junio de 2016

Comunidad Asexual Argentina

La comunidad Asexual Argentina ya tiene sitio wix oficial donde podrán encontrarse todos los proyectos concentrados para que lleguen a nosotros con más facilidad; también podrán encontrarse los futuros grupos o asociaciones que vayamos formando como comunidad.


Les dejo el LINK: Sitio Wix



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Espero se den una vuelta

Saludos desde Argentina!

miércoles, 15 de junio de 2016

Asexualidad: "No quiero acostarme contigo ni con nadie"

No quiero acostarme contigo... ni con nadie
La asexualidad rompe moldes en una sociedad marcada por el sexo n Profesionales y activistas buscan su visibilidad y normalización n Reivindican vivir sin relaciones sexuales sin ser estigmatizados

Artículo escrito por Amaia Mauleón, publicado en La opinión A Coruña el 12 junio 2016

No quiero acostarme contigo... ni con nadie

Trucos y recomendaciones;
  • Asexual. Persona que no experimenta atracción sexual hacia ningún género o sexo. Es una orientación sexual. Un asexual puede tener líbido y/o deseo sexual o no
  • Hiposexual. Persona de cualquier orientación sexual en una etapa (que puede ser larga) en la que siente bajo o nulo deseo sexual
  • Demisexual. Personas que solo sienten atracción sexual tras establecer una conexión emocional muy cercana
  • Antisexual. La antisexualidad es la creencia de que la sexualidad es algo malo o que podría ser evitado. Se distingue de la asexualidad en que ésta es una creencia mientras que la asexualidad es una orientación sexual. No todos los asexuales son antisexuales ni viceversa
  • Celibato. El celibato o castidad es la abstinencia consciente de la actividad sexual. El celibato es una elección de conducta, en oposición a la asexualidad que es una orientación
  • Arromántico. No siente atracción romántica por otras personas; es capaz de amar pero con un afecto parecido al que se siente hacia familiares o amigos



Pablo tiene 24 años, acaba de terminar sus estudios de Biotecnología, tiene una vida social satisfactoria con sus amigos y su familia. Y no le interesa el sexo. Sencillamente. Sin dramas ni traumas. Tardó muchos años en ponerle nombre a su orientación porque, aunque se encontraba un poco perdido, vivió la falta de interés por el sexo sin complicaciones. No sabía que aquello que él sentía o, mejor dicho, que no sentía, tenía un nombre, ya que la asexualidad ha estado muy escondida y rodeada de tabúes. Pero ahora lo dice sin miedo y con una clara intención de dar visibilidad y normalizar esta orientación: "Soy asexual y no estoy insatisfecho con mi vida en ningún sentido".

Y no es el único. En una sociedad en la que parece que el sexo lo domina todo y en la que se da por sentado que a todo el mundo le tiene que encantar tener su ración de sexo, porque quien tiene una vida sexual activa tiene una vida plena, hay cada vez más personas que se atreven a salir del armario y decir en voz alta que no están interesados en el sexo. Los cálculos indican que aproximadamente un 1% de la población, es decir 70 millones de personas, se identifican como asexuales.Y cada vez más estos hombres y mujeres reivindican el derecho a vivir sin sexo sin ser por ello estigmatizados socialmente.

Existe mucho desconocimiento alrededor del término asexual. Ser asexual no es sinónimo de no tener sexo, sino de no sentir atracción o deseo por otra persona. Los asexuales pueden enamorarse o no, como el resto de las personas, aunque sus relaciones con sexuales pueden ser complicadas: en algunos casos se establecen acuerdos y también existe la posibilidad de encontrar una pareja asexual en webs comowww.asexualitic.com.

"Tenemos una tendencia excesiva a poner nombre a cada orientación sexual y eso puede provocar un encasillamiento, condicionarnos para el futuro, cuando la persona no responde a una única identidad sexual y puede evolucionar a lo largo del tiempo", explica la psicóloga y sexóloga Purificación Leal, vocal de la Sociedade Galega de Sexología (Sogasex). "A estas alturas de lo que se trata es de reconocer la diversidad y que las personas puedan transitar de un deseo a otro sin que les impongan barreras, descubrirse a sí mismas sin prejuicios", añade Leal.

Para responder a tantas dudas y conocer a personas con la misma orientación las redes sociales han sido esenciales. La primera comunidad internacional que dio forma y voz al colectivo fue AVEN (del inglés Asexual Visibility and Education Network), una comunidad donde se pueden expresar sin miedo y en la que sus más de 100.000 miembros luchan activamente por su aceptación social. AVEN, nació en 2001 en Estados Unidos y fue extendiéndose hasta que en 2006 se creó el espacio en español AVENes, que hoy cuenta con casi 2.300 miembros de España y Latinoamérica. "Es un espacio para intercambiar dudas, experiencias y dar a conocer la asexualidad; un lugar donde informarse, donde poder expresarse lejos de presiones sociales y discriminaciones o simplemente pasar un rato entretenido leyendo, escribiendo o chateando.", explica Marta Torca, alias Baikal Balkash, una de las administradoras de AVENes. Torca indica que, actualmente, el grueso de usuarios activos se concentran en las principales capitales como Madrid y Barcelona donde están los dos grupos más numerosos, mientras que Galicia aún da solo tímidos pasos.

Pero el activismo asexual va cobrando fuerza en España. Hace tan solo tres meses comenzó a funcionar ACEs (Asexual Community España), una asociación nacida al amparo de AVENes que, aunque tiene también una base virtual, sus objetivos están volcados en la visibilización de la asexualidad en el mundo físico y en un ámbito exclusivamente nacional. "Después de varios encuentros decidimos que era necesario crear un ente legal para tener una representación que fuera más allá de una comunidad en internet y que pudiera centrarse en el territorio nacional. Por ejemplo, en 2017 tendrá lugar el World Pride en Madrid y al ser un ente legal podemos pedir participar dentro del grupo asexual", apunta Rafael, uno de sus fundadores. En estos momentos son unos 50 miembros entre socios y simpatizantes. "De momento no tenemos a nadie de Galicia aunque ya vamos contando con grupos en otras comunidades", asegura.



Pero, ¿se nace asexual o es una orientación que se desarrolla con el tiempo? Ricardo Fandiño, psicólogo Clínico y presidente de Aseia (Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e a Adolescencia) explica que "nacemos con elementos constitucionales, pero también somos sujetos biográficos condicionados por nuestra experiencia, nuestra educación, nuestras relaciones y entorno social". "En la adolescencia la sexualidad pasa a tener un componente vivencial-relacional diferente al que tiene en otras etapas pre-puberales. Precisamente, como la sexualidad en la adolescencia es novedosa para el sujeto, y está inscrita en un cuerpo también novedoso, lo característico en esta etapa es la confusión, la experimentación y el descubrimiento. Este transcurre por caminos muy variados. Lo habitual sería que la identidad se cerrara, de una forma no rígida ni definitiva, con el paso de la adolescencia a la adultez", describe.

Fandiño indica que en este periodo "lo más habitual es que se de un interés por las relaciones sexuales y que la tendencia sea a identificarse con aquellas orientaciones socialmente más aceptadas". No obstante, opina que en general la relación que los adolescentes tienen con la sexualidad "es más difícil de lo que debería". "El condicionamiento social es demasiado intenso; vivimos en una sociedad en la que la sexualidad tiene mucha presencia, pero al mismo tiempo se ha banalizado y vulgarizado. También hay una tendencia social a la patologización, la etiqueta y la simplificación como formas de evitar el malestar que produce lo desconocido, lo diverso o lo complejo".

El experto aboga por dar a los jóvenes "una educación afectivo-sexual de calidad". Esto incluye educar en la diversidad y en la tolerancia. "Las carencias que tenemos en este ámbito son alarmantes y la educación sexual debería estar en los curriculums escolares", concluye.

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Saludos desde Argentina!

martes, 14 de junio de 2016

Mis respetos por la masacre en el club gay

No suelo publicar artículos que no estén relacionados con la Asexualidad... Pero ésto que pasó es horrible y no hay, creo, otra forma de decirlo.
Basta de muertes.

Para todos mis amigos heteros

Este artículo fue escrito por Asier Rufo Gaztelumendi el día de hoy, 14 de Junio de 2016, en el sitio web de la Liga LGTB de la UPV



Escribo este artículo para todos mis amigos heteros.

Ya sé que llego un poco tarde, pero hasta ahora no me he visto con ganas de escribir nada al respecto. Todavía estoy triste y enfadado pero al menos ya puedo articular mis argumentos, así que allá voy.

Vamos a hablar sobre lo que ha pasado en Orlando.

Esta masacre no ha sido obra de “un loco”, no ha sido “un moro radicalizado”, no ha sido “un pirado del ISIS” y no ha sido un acto terrorista al uso, tal y como nos están contando muchos medios de comunicación. Lo que ha pasado en Orlando ha sido un acto de LGTBfobia. Llamémoslo como lo que es: un ataque ATROZ contra toda la comunidad de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Ese tío quería vernos muertos, ese tío creía que no tenemos derecho a estar vivos. Pero esto no es algo que surja de la nada, por arte de magia, no te levantas un día odiando hasta la muerte a todo un colectivo así porque sí. El odio se aprende, se perpetúa y se contagia.

Lo que ha pasado es sólo la punta de un gigantesco iceberg: cada vez que un niño señala a otro en el colegio y le llama maricón, cada vez que un programa de televisión invita a una persona trans para caricaturizarla como un bufón o frivolizar sobre su transición, o cada vez que un tío borracho se acerca a dos lesbianas y las acosa sexualmente, se responde a un mismo patrón. Vosotros, los heteros, NOS OPRIMÍS a quienes no respondemos a vuestro estándar y somos disidentes del sistema que os convierte en norma (el HETEROPATRIARCADO). Cada persona heterosexual que, desde su posición privilegiada, humilla, insulta o agrede a una persona LGTB, está perpetuando este sistema y justificando nuestras inseguridades, nuestro aislamiento, nuestro miedo, nuestras heridas y sí, también nuestras muertes, las de Orlando y las de cualquier otro lugar del mundo.

Como decía, los medios de comunicación niegan el carácter LGTBfóbico de lo que ha sucedido y hablan simplemente de un atentado terrorista. Para la sociedad, para cada uno de vosotros, para cada persona heterosexual de occidente, es muy fácil asimilar un concepto como “mirad, mirad lo que ha hecho este islamista chiflado, estos moros están locos, menos mal que nosotros somos super civilizados y no hacemos estas cosas”, en lugar de asumir un “mierda, es cierto, hemos estado alimentando, justificando y perpetuando la LGTBfobia mediante este sistema heteronormativo que, en su peor forma, nos ha dejado hoy tantas víctimas mortales”. Así es, nos encanta echar balones fuera con tal de tener la conciencia tranquila. Pero hay algo peor que no asumir responsabilidades, y es obtener beneficio político de esta situación: hay personas, como por ejemplo Donald Trump, que están prostituyendo los cadáveres y el dolor para alimentar la islamofobia, justificar la vigilancia intensiva, cerrar fronteras y fragmentar la sociedad. Y esta no es la realidad. En el fondo lo sabéis. Dejad de intentar convenceros a vosotros mismos de una mentira cómoda y reconoced de una vez esta verdad incómoda. La LGTBfobia existe. Seguimos muriendo. Está ante vuestros ojos.

Lamentablemente, ni siquiera cincuenta “maricones”, “bolleras” y “travelos” muertos parecen ser suficiente motivo para centrar el foco público en la LGTBfobia, para abrir un debate, plantear una autocrítica generalizada o tomar el compromiso de luchar cada día contra el odio. Ya es hora de dejar de legitimar el ideario machista que a vosotros os dota de privilegios y a nosotros nos destruye cada día. Si no dais el paso, nada cambiará. Hace falta hablar, hace falta leer, hace falta sensibilizarse y hace falta mirarse en el espejo, aceptar que existe la opresión, que existen ciudadanos de primera y de segunda por su orientación sexual. Hace falta entender la forma en que la sociedad nos ordena de manera vertical, nos jerarquiza. Vosotros estáis arriba y nosotros estamos abajo. El mundo está diseñado para vosotros. La cultura está diseñada para vosotros. El arte está diseñado para vosotros. El ocio está diseñado para vosotros. Nunca nadie os insultará por ser heteros. Nunca sentiréis miedo por coger de la mano a vuestra pareja en la calle. Nunca pondrán vuestros derechos en entredicho. Y nunca os van a matar. Nadie os matará por ser heteros. A nosotros sí. Nos mataron en Orlando. Que nos dejen de matar mañana depende de todos, depende de ti.

Así que, amigos heterosexuales, por favor, sed nuestros aliados y compañeros en esta lucha, usad vuestros privilegios para liberarnos de nuestras cadenas y puede que llegue un día en el que no tengamos que lamentar más Orlandos en la historia de la humanidad.

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Mis respetos y condolencias desde Argentina

martes, 7 de junio de 2016

Asexualidad: Mitos que no hay que creer

5 mitos sobre la asexualidad en los que deberías dejar de creer

Publicado por Angeline Saadoun en Batanga (no especifica la fecha)



La asexualidad es considerada una «orientación sexual no oficial».
En los últimos años se está hablando mucho más sobre al sexualidad y hoy, por suerte, términos como homosexual, bisexual o transgénero ya son moneda corriente.
En cambio, de la asexualidad no se habla demasiado. Es un término que poco se conoce, no se sabe bien qué significa ni qué agrupa exactamente. De hecho,Anthony F. Bogaert, investigador de la Universidad de Brock, explica que incluso para investigadores en la cuestión se trata de un tema desafiante. 
El primer estudio académico exhaustivo fue publicado reciben en 2004, en la revista Journal of Sex Research. Desde entonces han surgido algunos estudios sobre el tema, que incluyo por ejemplo el trabajo escrito por Julie Snodra Decker, titulado The Invisible Orientation: An Introduction to Asexuality, que fue dirigido a la audiencia general.
Asimismo, un documental de Netflix llamado (A)sexual permitió dar a conocer este término a la población general. 
Sin embargo, muchas personas aún no han escuchado o no conocen exactamente como se define a esta orientación sexual. Y existen como siempre muchos mitos en cuánto a la asexualidad. 
Muchos creen que agrupa personas que no tienen líbido sexual o que no tuvieron aún una experiencia sexual. Sin embargo, la asexualidad es otra cosa. Acontinuación te contamos los 5 mitos que probablemente creas o hayas escuchado en algún momento y en realidad no son para nada ciertos. 
Si quieres conocer más al respecto, deberías leer este artículo: «Asexualidad: ¿es posible no sentir atracción sexual por otra persona?» 


1. La asexualidad es una elección:

La asexualidad no es una elección. Se trata de una orientación, al igual que la bisexualidad, la homosexualidad o la pansexualidad, no suele haber elección cuando se trata de orientación. 
Sin embargo, no se sabe mucho sobre la asexualidad. De hecho, ni siquiera figura en la escala de Kinsey, que pretende describir la respuesta sexual de una persona en determinado momento. 

Bogaert explica que: 
«No conocemos realmente de dónde viene la asexualidad, pero mientras la orientación sexual de una persona no lastime a nadie, ¿de verdad importa?».


2. La asexualidad es un trastorno mental

Un trastorno mental es definido como aquello que ocasiona angustia, minúsvaliau ocasiona cierto riesgo a la salud de una persona, afectando el humor, elpensamiento y el comportamiento de la misma. 
Tal como sucedió con la homosexualidad, la asexualidad fue en un momento considerada un trastorno mental. Sin embargo, actualmente, en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales 5 (DSM 5) ya no se considera la asexualidad específicamente como un trastorno.
De igual modo, en varios estudios publicados los investigadores se oponen a la idea de considerar la asexualidad como un trastorno o como algo negativo, ya que en general las personas asexuales no tienen ningún problema con su asexualidad. 


3. Una persona asexual no siente deseo sexual 


En términos fisiológicos no hay ninguna diferencia entre una persona sexual y una persona asexual. Las personas asexuales sienten excitación y deseo sexual al igual que una persona sexual.
Sin embargo, responden de un modo diferente: no se conectan con otra persona. Sienten el deseo, pero no tienen fantasías con otra persona ni desean compartir ese deseo con alguien más. 


4. Las personas asexuales no tienen relaciones románticas

Las personas asexuales pueden tener relaciones románticas ya que, en toda persona el deseo por el sexo y el amor son totalmente diferentes. De hecho, en una relación una persona asexual puede no expresar deseo sexual o puede participar sexualmente solo para complacer a su pareja.
Kim Kaletsky escribió un artículo en la columna de The New York Times (Modern Love) titulado «Asexual and Happy», en donde señala: 
«Sentí el deseo de estar románticamente con ciertas personas, pero nunca sentí un deseo sexual por ellas». 
Y de hecho, explica que aquellas personas que no sienten deseo de tener una relación romántica deberían agruparse bajo otro término: arrománticos. 


5. Las personas son sexuales o asexuales

El deseo sexual no es tan simple de categorizar. 
Quizás algunas personas sienten una intensa atracción sexual mientras que otras no sienten absolutamente nada, pero también existen quienes sienten un intermedio entre los mencionados. 
De hecho estas personas se denominan demisexuales y el término agrupa en parte aquellas personas que se sienten atraídas a las personas una vez que las conocen.
Después, también hay quienes se identifican entre románticos y arrománticos. Y luego quienes tienen una orientación bisexual, heterosexual, homosexual,pansexual, asexual, demisexual... 
Nuestra orientación y el deseo sexual no debería ser categorizados tan fácilmente ni deberían ser considerados estáticos, ya que la mente humana de por sí es muy compleja, más aún cuando se trata de deseos. 

¿Qué opinas de estos mitos? ¿Los habías escuchado? ¿Tu percepción de la asexualidad ha cambiado ahora?

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Saludos desde Argentina!

sábado, 28 de mayo de 2016

Asexuales en Argentina

Ahora los asexuales en Argentina tenemos un nuevo sitio!

Les presento el Tumblr: Yo también soy asexual Argentina



La idea del blog es, aparte de mostrar el activismo que vaya surgiendo (como hacemos aquí), escribir artículos nuevos sobre el tema. Así que si a algún asexual (o alguien que quiera dar su opinión) le interesa publicar algo este es el espacio!

Espero se den una vuelta

Saludos desde Argentina

viernes, 20 de mayo de 2016

Asexualidad: Por qué no deseo acostarme contigo

Por qué no deseo acostarme contigo

Artículo publicado el 07 de Mayo de 2016 en el suplemento Verne de El País.

Siempre he tenido la sensación de que en cuestión de sexo era distinto
Hace un año más o menos lo descubrí: soy asexual




Siempre he tenido la sensación de que en cuestión de sexo no era igual que los demás, que tenía motivaciones distintas, pero no acababa de ponerle un nombre. Era sencillamente un tema que no me preocupaba y precisamente por eso, no le daba más vueltas. Hace un año más o menos lo descubrí: soy asexual. En abril se estrenó un anuncio de Flex en el que hablo del tema. A mi familia se lo conté horas antes de coger el tren a Madrid para el rodaje.

Cuando era adolescente vivía la sexualidad con bastante indiferencia. No terminaba de ser capaz de equipararme a los demás, pero es algo que no me planteaba. Estos últimos años decidí entenderme más para interactuar mejor con la gente, lo que me hacía ver pequeñas señales de que yo era distinto. Un ejemplo, como podría ser cualquier otro, eran las reacciones de mis amigos cuando pasaba junto a nosotros una chica guapa. Mi reacción -bastante nula- difería de cómo se comportaban ellos, así que me pregunté si es que me estaba equivocando. Durante una temporada intenté fijarme tanto en mujeres como en hombres, a ver si era eso. Pero tampoco.

No deseaba tener sexo con otras personas. A nivel sentimental y romántico sí que había sentido aprecio, y sabía que en algunos casos había podido sentir algo más que amistad, pero no sentía la necesidad de acostarme con nadie. No soy virgen, que conste. He tenido relaciones sexuales pero nunca eran tan espectaculares como se supone que deberían ser. Era una actividad más, como ir a ver una película o dar un paseo, pero soy de los (¿pocos?) que prefieren la segunda opción. Si se daban cuenta -lo cual sólo es posible con una buena comunicación- me preguntaban qué me pasaba, claro. Eran momentos raros.

- Verás... es que soy apagado.

- ¿Apagado cómo?

- Pues… como contrario de encendido. Más o menos por ahí.

Tengo un amigo con quien no tengo mucho contacto. No nos conocíamos en persona -nos hablamos por proyectos en entidades sin ánimo de lucro- y la primera vez que nos vimos le parecí sociable, agradable, cercano. La segunda vez yo estaba cansado y mi faceta más distante relucía, así que comenzó a analizarme. Tiempo después me mandó un artículo, quizá como conclusión de sus reflexiones.

Aquel artículo me pareció una pequeña revolución en la forma de entender las relaciones. Me sentí muy identificado.

A partir del momento en el que le pongo un nombre a cómo soy -sexualmente hablando-, hace un año, y empiezo a encontrar a otra gente igual, lo entiendo e inicio un proceso. Tienes que clasificar tus sentimientos, las atracciones que sientes, para saber dónde estás. Yo hice ese camino solo, con ayuda de la Asexualpedia y con páginas de Facebook de la comunidad. Poder usar los mismos marcos de referencia me ayudó mucho.

La asexualidad se manifiesta de formas diferentes. Puede gustarte el sexo aunque no experimentes atracción sexual hacia otra persona. Puedes enamorarte o no. Yo estoy a medio camino. Sí que disfruto de mi sexualidad, aunque no tengo necesidad de compartirla con otra gente. La verdad, prefiero correr por la montaña. Soy capaz de tener sexo y a la persona le puede gustar. Puedo disfrutar del momento, pero más por la intimidad que por el sexo en sí.

Este último año ha sido una liberación para mí. Por fin pude empezar la conversación que tenía pendiente con mis amigos. Hasta que no supe que era una cuestión de orientación sexual, no era capaz de explicarles mi forma de ver el sexo. Era como un lastre y creo que generaba una brecha de confianza entre nosotros.

Un día quedamos en un bar y les advertí de que quería comentarles algo importante. Sabía que me iba a dar corte sacar el tema, pero que así ellos me lo iban a recordar. Y cuando lo hicieron, les dije:

- Voy a hablaros de mi sexualidad.

Repasamos algunos momentos de mi vida que ahora tenían sentido y me agradecieron que me abriera. Se lo tomaron con sorpresa, excepto una amiga que dijo que siempre lo había sabido. ¡Ya me lo podía haber contado y me habría ahorrado tiempo!

Después surgió lo del anuncio de colchones. La productora contactó con la Asociación de Asexuales y se hizo una votación en la que se decidió no participar. Por un lado estaba el miedo personal: la gente no veía la necesidad de que su orientación personal fuera pública. Por otro, el miedo colectivo de no saber cómo lo iban a enfocar y que nos pudieran presentar como a cuatro locos. Porque ya ha pasado. Es un tema que no se ha tratado siempre bien y había mucho miedo al amarillismo y a titulares grotescos.

Soy una persona decidida y dije ¡venga, hagámoslo! Como activista para muchas causas, veía que había una laguna con esta orientación. Muchos cuentan que han llegado a la comunidad después de varias penurias y de pasar por médicos, que simplemente les constatan que están sanos y cuerdos, que son normales. Creo que si hacemos campaña, podemos dar más visibilidad a la asexualidad y evitarle a bastante gente pasar por ese calvario.

Pero hacerlo público, sacar tu cara y decir tus datos da vértigo.

Cuando me decidí a hacerlo sabía que tocaba contárselo a mis padres y lo hice en cuanto me confirmaron que participaría en el anuncio: horas antes de irme a rodarlo. Me digo, se lo voy a decir, para que no se enteren por la televisión. Vivo con ellos mientras busco trabajo como biotecnólogo y nos sentimos a gusto, pero nunca he sido muy partidario de explicar mi vida sentimental. Si no lo hacía, seguramente, era porque no entendía qué me pasaba. Igual que el aviso a mis amigos de que había un tema que tratar, el anuncio me dio el empujón que necesitaba para hablarlo con mi familia.

Primero les conté que me iba a hacer un anuncio a Madrid y que me iban a pagar poco, pero como habíamos tenido una mala experiencia con la publicidad en el barrio (Sant Genís dels Agudells, en la montaña de Barcelona, ojalá un día pueda explicarlo bien), les olía a chamusquina. Todo les sonaba raro y entonces sigo explicándoles: “Es un anuncio sobre asexualidad. Necesitan a gente asexual”. Ahí nos quedamos parados por un instante. Para ellos era la primera noticia. Mi hermano, de 17 años, saca el móvil y lee las dos definiciones que da la Wikipedia: “Orientación sexual de una persona que no siente atracción sexual hacia ninguna otra persona”. Y “reproducción en la que un único organismo es capaz de originar otros individuos nuevos”. Yo, por si acaso, les aclaro que es la primera, que de momento no me puedo reproducir como una estrella de mar.

La verdad es que hubo tensión. Estaban preocupados porque no se lo hubiera contado antes, por instinto protector y también por cómo iban a tratar el tema. Rápidamente la situación fue mejorando y desde Madrid les estuve contando cómo iba lo del anuncio. Creo que siento no haberme sincerado antes con ellos.

Ahora que ha empezado a emitirse, estoy contento. Me gusta cómo ha quedado, pero sobre todo estoy satisfecho porque lo han recibido muy bien en los grupos de asexuales. Y bastante gente se está sintiendo identificada y se están uniendo a los grupos y consultando la Asexualpedia para saber más. También he notado diferencia en cómo lo ve la sociedad. Al final se trata de eso, de cambiar actitudes.

Desde entonces hay gente que me felicita porque “soy famoso” y gente como desconcertada. Nadie me ha dicho nada negativo. Hay quien me aplaude por haberme dado cuenta. También están los que se abstienen de comentar, quizá porque no me entienden o porque lo hacen demasiado bien, y los que me bombardean a preguntas.

Lo que les explico es que cuando eres asexual no sientes atracción sexual por otras personas, y por lo tanto, no sientes la necesidad de practicar el sexo con nadie. Pero que también puedes ver a alguien que no te despierte nada y que después de hablar te acabe atrayendo aunque no sexualmente (o sí, la asexualidad no deja de ser un abanico de distintas sensibilidades). Me ha sorprendido que hay gente que me pregunta “Pablo, ¿seré yo asexual?”. Y otros que me dicen: “Ahora que eres como una voz de la asexualidad, esto que siento… ¿entra?”

Lo importante es darse cuenta de lo que te ocurre: que hay una falta de deseo sexual hacia las otras personas. Pero que no debe confundirse con un episodio de tu vida: el estrés, un tratamiento que afecta la libido, una mala racha, una decisión personal… Quien se ha sentido atraído sexualmente y ha disfrutado de sexo frugal y de repente no lo hace, será raro que se haya vuelto asexual. O si siente atracción sexual pero tiene problemas con el coito, puede que sea algo tratable y no una forma de asexualidad. Quien encaje con la definición de asexual lo debe llevar con naturalidad. Si no se acaba de encajar con esto, quizá sea mejor buscar ayuda.

Con otras personas, la manera de llevarlo es con transparencia y honestidad. Al final lo que funciona mejor es comunicarlo, que la otra persona lo entienda y la relación pueda ser más cercana. Actualmente no tengo pareja, pero con 24 años, a mí no me preocupa ni me hace sufrir si la tendré en el futuro y cómo afrontaremos el sexo. Igual que no me preocupa a estas alturas si a una hipotética pareja le puede gustar jugar al dominó y me tocará echar partidas juntos.

Texto redactado por Gloria Rodríguez-Pina bajo la supervisión de Pablo Ortiz.

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Espero hayan disfrutado el artículo
Saludos desde Argentina!

martes, 10 de mayo de 2016

Asexualidad en Mendoza - Argentina


ASEXUALIDAD EN MENDOZA

Hoy les traigo una entrevista realizada por Radio Universidad al grupo de Asexuales mendocinos en el programa "Siempre es Hoy" el 05 Mayo de 2016.



En "Siempre es Hoy" conversamos con Jessy, Lucas y Natalia, de la Asociación Asexuales Mendoza. Nos explican de qué se trata y cuál es su lucha.


Espero lo disfruten
Saludos desde Argentina!

jueves, 5 de mayo de 2016

Asexualidad: Una falta de deseo que no implica trastornos

Una falta de deseo que no implica trastornos

Escrito por Walter Ghedin, publicado en LA NACION el 15 de Febrero de 2016
(El autor es psiquiatra y sexólogo)

El movimiento de asexuados es un ejemplo de colectivo social que representa a aquellas personas que no sienten deseos eróticos o cuyo foco de atracción por el otro no es de orden sexual. El concepto de asexualidad es la falta o disminución de la libido y de las fantasías sexuales sin sufrimiento o conflicto por esta carencia.

Las personas asexuadas piensan que no sufren ningún trastorno (deseo sexual hipoactivo o fobias sexuales); por el contrario, se sienten saludables y aceptan la disminución del deseo como una de las diferentes formas de identidad sexual. Existen diversas formas de asexualidad, pero en todos los casos se estimulan otras áreas para sostener la pareja: romanticismo, comunicación, afinidades, gustos, trabajo. Pueden tener encuentros sexuales, sólo que no son frecuentes ni son una prioridad en la vida personal o de pareja.


La asexualidad puede aparecer desde el principio de la vida sexual consciente. Es frecuente que estas personas en la adolescencia no se estimulen con temas o imágenes eróticas, sientan pudor o les cueste integrarse a sus pares por la dificultad para compartir experiencias sexuales. Muchos jóvenes se aíslan y no participan de actividades por temor a sentirse discriminados; otros mienten para ser aceptados.

Más notas para entender este tema

Es importante diferenciar la asexualidad de patologías consideradas trastornos del deseo y de la excitación sexual. La asexualidad pone de manifiesto una forma de ser: el deseo sexual se convierte en un rasgo que brinda identidad. Decir "soy asexuado" es hablar de un aspecto propio que identifica al sujeto. No obstante, se debe tener en cuenta que existen trastornos del deseo que son provocados por problemas médicos o psicológicos. El descarte de estas y otras causas que pueden bajar el deseo es fundamental. Si los trastornos del deseo y la excitación son síntomas y, como tales, no están sujetos a la personalidad, se sufre por su presencia y por las limitaciones que ella conlleva.

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Saludos desde Argentina!

sábado, 30 de abril de 2016

Soy Asexual, no siento deseo sexual por nadie

"Soy asexual: no siento deseo sexual por nadie... y no quiero sentirlo"

Redacción BBC Mundo 27 abril 2016



Robin Dibben tiene 24 años y se define como asexual: nunca experimentó el deseo o la atracción sexual hacia otra persona. Y, asegura, nunca lo hará. "Simplemente no siento atracción sexual. Nunca se me pasó por la cabeza querer tener sexo con nadie", le contó Robin al programa Newsbeat de la BBC.
Robin dice que la primera vez que se identificó como asexual fue hace unos tres años, cuando alguien le ofreció tener relaciones sexuales, pero su cuerpo "no quería hacerlo". "Me repelía la idea; pensar en ello no me excitó para nada", relata. Y no se trataba de que no le gustara esa persona: Robin nunca se sintió sexualmente atraído hacia nadie.
El joven hizo una búsqueda en internet y descubrió que había más personas asexuales, lo cual le tranquilizó. "Ya podía poner nombre a lo que me sucedía", dice Robin.


¿Qué significa ser asexual?

  • Asexual es quien no experimenta atracción sexual hacia otras personas.
  • No es lo mismo que ser célibe ni es lo mismo que ser asexuado o antisexual.
  • Es una orientación sexual hacia ningún género o sexo (falta de orientación sexual).
  • Se refiere a la atracción; no al comportamiento: No implica necesariamente no tener libido o no practicar sexo.


¿Cuestión de tiempo?

Robin dice que, a medida que crecía y alcanzaba la pubertad, no le preocupaba no experimentar deseo sexual. El joven relata cómo se repetía a sí mismo que "tal vez no había encontrado a la persona adecuada" y que por eso no sentía ese tipo de deseo hacia nadie. "Eso es lo que la sociedad espera que pienses", se queja el británico.
Robin pensaba que algún día le sucedería, pero descubrió que se equivocaba. "Cuando mis amigos comentaron sus primeras experiencias sexuales me pareció muy extraño y sentía que éramos muy jóvenes para vivir ese tipo de experiencias", relata el joven.
Robin se sentía "incómodo", afirma, ante la idea de tener relaciones sexuales con alguien. A los 22 años no se había besado con nadie y nunca había experimentado ese tipo de deseo. De acuerdo con el joven, ser asexual puede compararse a la reacción que provoca en una persona heterosexual la idea de acostarse con alguien de su mismo sexo. "Nosotros tenemos esa sensación, pero hacia todo el mundo. Simplemente, no queremos tener sexo con nadie", explica Robin.


Ni célibe, ni antisexual: asexual

Robin quiere ayudar a que la gente comprenda mejor lo que significa ser asexual. "Hay gran desconocimiento sobre la asexualidad y muchas personas me han sugerido que se trata de una fase", cuenta Robin. "Aún no conociste a la persona adecuada, lo verás con el tiempo", le suelen decir.
Robin dice que descubrir la organización Red para la Educación y la Visibilidad de la Asexualidad (AVEN, por sus siglas en inglés) le resultó de gran ayuda. "(Ser asexual) no es lo mismo que ser célibe, ni lo mismo que ser asexuado o antisexual", puede leerse en la página web de la asociación.De acuerdo con esta comunidad, ser asexual "no implica necesariamente no tener libido o no practicar sexo, no poder sentir excitación o no poder enamorarse".

Robin conoció a dos jóvenes asexuales, Thom y Steve, a través del foro de AVEN, que se identifican como "homo-románticos" y mantienen una relación sin deseo sexual.


"Simplemente disfrutan de su compañía mutua", cuenta Robin, quien dice que, entre los tres, decidieron lanzar un podcast sobre el testimonio de una persona asexual, que ya cuenta con "una base de oyentes de todo el mundo".


Amor sin sexo

Entonces, ¿cómo es tener una relación con una persona asexual?
Robin dice que en las relaciones asexuales "sí existe la atracción romántica". "No creo que me esté perdiendo nada porque nunca llegué a sentir atracción sexual".


En cualquier caso, según AVEN, la asexualidad se refiere a la atracción, y no al comportamiento sexual, lo cual implica que estas personas son "fisicamente capaces de experimentar excitación genital y orgasmos".
De acuerdo con esta organización, a algunos asexuales les disgusta fuertemente la idea de tener sexo, a otros les resulta indiferente y a otros incluso les gusta y lo disfrutan pero, aún así, son incapaces de sentir deseo sexual hacia alguien.
"Ellos solo disfrutan del sexo como disfrutan alguna otra actividad por lo que esta actividad es, no con quién la hacen", explican los especialistas.
"Tienes el derecho a identificarte de cualquier forma que te plazca. Si te sientes asexual y encuentras esta identidad útil, entonces reclámala", agregan.
En el caso de Robin, la idea de acostarse con alguien le disgusta por lo que prefiere no tener sexo.
"Estoy viviendo la vida y aceptando quién soy", dice el joven. "Mucha gente no puede entender cómo funciona. Pero, si puedes tener sexo sin amor, ¿por qué no vas a poder tener amor sin sexo?".

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Espero les haya servido para sacarse un par de dudas!

Saludos desde Argentina

viernes, 15 de abril de 2016

sábado, 2 de abril de 2016

¿Cómo es ser asexual a los veintitantos? Preguntas a un amigo

Video subido por el canal de YouTube Avenites Asexuales el 30 de Marzo de 2016

Pueden activarle los subtítulos en Español en la Configuración del video.





Saludos desde Argentina!

jueves, 18 de febrero de 2016

Seguimos con La Nación



Hoy les traigo otro artículo publicado en La Nación el día 15 de Febrero de 2016.

Una falta de deseo que no implica trastornos

Por Walter Ghedin

El movimiento de asexuados es un ejemplo de colectivo social que representa a aquellas personas que no sienten deseos eróticos o cuyo foco de atracción por el otro no es de orden sexual. El concepto de asexualidad es la falta o disminución de la libido y de las fantasías sexuales sin sufrimiento o conflicto por esta carencia.
Las personas asexuadas piensan que no sufren ningún trastorno (deseo sexual hipoactivo o fobias sexuales); por el contrario, se sienten saludables y aceptan la disminución del deseo como una de las diferentes formas de identidad sexual. Existen diversas formas de asexualidad, pero en todos los casos se estimulan otras áreas para sostener la pareja: romanticismo, comunicación, afinidades, gustos, trabajo. Pueden tener encuentros sexuales, sólo que no son frecuentes ni son una prioridad en la vida personal o de pareja.

La asexualidad puede aparecer desde el principio de la vida sexual consciente. Es frecuente que estas personas en la adolescencia no se estimulen con temas o imágenes eróticas, sientan pudor o les cueste integrarse a sus pares por la dificultad para compartir experiencias sexuales. Muchos jóvenes se aíslan y no participan de actividades por temor a sentirse discriminados; otros mienten para ser aceptados.
Es importante diferenciar la asexualidad de patologías consideradas trastornos del deseo y de la excitación sexual. La asexualidad pone de manifiesto una forma de ser: el deseo sexual se convierte en un rasgo que brinda identidad. Decir "soy asexuado" es hablar de un aspecto propio que identifica al sujeto. No obstante, se debe tener en cuenta que existen trastornos del deseo que son provocados por problemas médicos o psicológicos. El descarte de estas y otras causas que pueden bajar el deseo es fundamental. Si los trastornos del deseo y la excitación son síntomas y, como tales, no están sujetos a la personalidad, se sufre por su presencia y por las limitaciones que ella conlleva.

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Como ya habrán notado, no suelo comentar mucho sobre los artículos que subo, prefiero, como dije en una publicación anterior, darle lugar a otras voces y sumar en la difusión. Pero hoy si voy a darme lugar para expresar mis ideas.

Estoy bastante en desacuerdo con la idea de que "el concepto de asexualidad es la falta o disminución de la libido y de las fantasías sexuales"... la falta de atracción sexual no tiene que ver con la libido, y en cuanto a las fantasías, soy asexual y puedo asegurar que las tengo, el punto está en que si tuviese la oportunidad de realizarlas, no querría. Un buen ejemplo sería algo así: puedo fantasear con Johnny Depp (quién no lo ha hecho), pero si él viniese a mi casa y me ofreciera una noche de sexo salvaje, le diría "Perdón Johnny, pero no me atraes de esa manera, no me interesa el sexo... aunque sí podemos ver una peli abrazados en el sillón"
Lo mismo sucede con la idea de que los asexuales "aceptan la disminución del deseo"... NO HAY disminución del deseo, lo que hay es FALTA DE ATRACCIÓN... yo deseo a mi pareja, pero de otra manera.
Otro punto chocante es cuando expresa que "Decir "soy asexuado" es hablar de un aspecto propio que identifica al sujeto"... en realidad, hay un error conceptual, los asexuales NO somos asexuados. Asexuado es aquel que no posee sexo (en el sentido biológico, incluso anatómico, del término). La asexualidad tiene que ver, reitero, con la falta de atracción sexual (existen otras formas de atracción), no con si poseo o no genitales, o si me reproduzco o no como organismo unicelular.

De todas maneras, me parece fantástico que el artículo apunte a la despatologización de esta orientación, y agradezco al autor por interesarse en el tema.

Como siempre... Saludos desde Argentina!

lunes, 15 de febrero de 2016

Diario La Nación habla de Asexualidad

Hoy les traigo un artículo que fue publicado hoy (15/02/2016) en La Nación 



Por Jorge Andrés González


Cada vez más personas de todas las edades admiten que una pareja puede atraerlas afectiva pero no sexualmente; aspiran a ser reconocidos como una nueva orientación
Dicen que quieren y pueden vivir sin sexo. Son los integrantes de la comunidad a la que autodenominan "el cuarto sexo". Defienden que lo suyo no es un trastorno ni una práctica de celibato, sino una forma de ser. No se definen como heterosexuales, ni homosexuales, ni bisexuales. Aspiran al reconocimiento de una nueva orientación sexual: la asexualidad, es decir, personas que no sienten atracción íntima por otros individuos.
En la Argentina cobran visibilidad por las redes sociales, desde las que informan sobre su condición y planean actividades para la integración de los miembros de esta comunidad. Por ejemplo, el grupo de Facebook "Yo También Soy Asexual", que cuenta con algo más de 300 seguidores. No buscan tanto que la sociedad los deje de ver como "bichos raros", sino principalmente que aquellos que comparten la falta de interés sexual en otras personas vean que hay mucha gente como ellos y se sientan libres para desechar el sexo.
"Tengo 50 años y nunca necesité del sexo como parte de mi vida. Durante mi juventud, nunca sentí interés de buscar pibes para pasarla bien. Cuando nos juntábamos con los grupos de amigos de entre 18 y 20 años, yo era la única que terminaba comiendo pizza mientras ellos tenían intimidad", relató María López, una kinesióloga residente en el barrio de Palermo.
La mujer fue tajante al asegurar que la falta de atracción y de deseo de sexo no corresponde a una incapacidad física o un desorden psicológico. "Es una orientación sexual", comentó, tras confiar que a los 25 años aceptó su condición para estar "más tranquila" ante la presión de la sociedad, que la obligaba a buscar un chico para intimar.
La mayoría de los "asexuales" evitan ir a boliches para no ser abordados por personas que buscan al menos robarles un beso; más bien optan por otro tipo de entretenimientos: ir al parque con amigos cercanos, leer, ver televisión, comer o simplemente escuchar música. No se definen como personas aburridas, dicen no ser antisociales y algunos aclaran que pueden sentir otro tipo de atracción, como la afectiva o la intelectual.
Dentro del grupo de quienes sienten atracción romántica, reconocen tres orientaciones: "heterorrománticos", que pueden sentir una atracción amorosa hacia personas de otro sexo; "homorrománticos", cuando la atracción romántica es hacia personas del mismo sexo, y "birrománticos", aquellos que se sienten atraídos independientemente del sexo del otro.Una organización muy activa en redes sociales es AVEN (Asexual Visibility and Education Network), que inicialmente distinguió que, dentro de los asexuales, existen dos grupos: los que sienten atracción romántica pero no sexual y los que no sienten ninguna de las dos.
Según un estudio realizado entre 18.000 personas por la Universidad de Brock (Ontario, Canadá), el 1% de la población mundial pertenece a los asexuales. En la Argentina, el porcentaje estimado es similar. La edad promedio del autorreconocimiento, según el relevamiento, es a los 18 años. Y un 62% de los encuestados que aseguraron ser asexuales fueron mujeres.
Daniela Potterísima, de 23 años, señaló que poco a poco más personas van descubriendo que encajan con este grupo. Ella aceptó que era asexual hace tres años, tras conocer sobre esa condición. "Al principio no sabía si estaba orgullosa de decir que soy asexual, pero luego lo asumí porque es lo que soy, nunca tuve interés de salir con otra persona. A los chicos que me han propuesto algo, les dije que no", indicó a LA NACION.
Esta estudiante de ciencias biológicas sostuvo que ser asexual no responde a una elección, sino a una falta de afinidad que siente desde los 10 años. "Estás confundida", "Tenés miedo" o "Ya encontrarás a la persona indicada", son algunas de las frases que escuchó de terceras personas cuando reveló su orientación.
Es precisamente el miedo al rechazo o a burlas lo que ocasiona que Fernando (pidió no revelar su apellido) aún no comparta a su familia que es asexual. Este joven, restaurador de arte, de 18 años, dijo sentirse acorralado por la presión de sus amigos de ir a boliches a conquistar chicas. "Hace unas semanas, en Bariloche, me obligaron a bailar y a besar una mina. Soy una piedra cuando beso, claramente soy un asexual arromántico. Muchos no entienden que esto no es celibato, el que se sigue por decisión voluntaria. La asexualidad es involuntaria. Yo nací así", expresó.
Patricia, una joven cordobesa que estudia gastronomía, también admitió su asexualidad. Dijo que está dispuesta a estar de novia con un chico con el que pueda tener sólo una relación afectiva, pero hasta ahora no le ha dado resultado.
"Cuando le decís a un chico que te parece simpático y que querés abrir una relación de novios sin sexo, sale corriendo. Es difícil entablar una relación con alguien bajo ese parámetro", detalló la joven.
Antonio, miembro activo en las redes sociales que agrupan a esta comunidad, señaló que cientos de personas son forzadas a tener sexo por la presión social para sentirse normales, pero en realidad son asexuales.
Y recordó que muchos de ellos suelen reunirse en casas o bares de Palermo o Recoleta para hablar del trabajo y los estudios e, incluso, de las últimas experiencias con quienes trataron de acercarse a ellos con la finalidad de iniciar una relación.
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Saludos desde Argentina!